Nos levantamos con sueño, desayunamos de manera insuficiente, llegamos a la hora de la comida con hambre, no merendamos y hacemos una cena tardía y copiosa que nos aboca a una digestión pesada. Es una descripción de hábitos y horarios con la que se identificarán millones de españoles. Unas pocas comidas contundentes y en horarios que el resto de los europeos considera intempestivos. Y unas arraigadas costumbres, cada vez más cuestionadas por su influencia en nuestra salud, cuyo dibujo hizo ayer Miguel Ángel Lurueña, doctor en Ciencias y Tecnología de los Alimentos y coordinador de unas jornadas sobre alimentación científica que acogerá Gijón la próxima semana. Asuntos que afectan a todos: desde las dietas que engordan a cómo comer bien en la infancia, pasando por la seguridad de los alimentos con que nos nutrimos.

Hay una preocupación social creciente por lo que comemos. Y muchos mitos, la mayoría interesados, sobre la alimentación. Un debate que ha cogido volumen en los últimos años afecta directamente a la "singularidad de los horarios de las comidas en España". El tema lo abordará el próximo martes, en el Centro Antiguo Instituto, la investigadora de la Universidad de Oviedo Cecilia Díaz Méndez. Lurueña avanzó ayer su opinión: "Desde que nos levantamos y hasta que nos acostamos, llevamos hábitos no saludables". Para este doctor, los españoles debemos reordenar horarios y costumbres para conciliar mucho mejor de lo que lo hacemos la vida laboral y la familiar. "Eso permitirá planificar mejor las comidas e ir hacia una alimentación ordenada. Lo complicado es romper con el círculo vicioso en el que vivimos", explicó.