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Escapadas

Siempre llueve en Glastonbury

Las tumbas del rey Arturo y Ginebra son el gancho turístico del bucólico pueblo del suroeste de Inglaterra, famoso por su festival

Una pareja se hace un "selfie" en el Festival de Glastonbury, con su recinto embarrado. EFE / ANDREW COWIE

No hay dudas de que el rey Arturo forma parte de la mitología, pero en el pequeño Glastonbury no lo tienen tan claro. Incluso aseguran albergar su tumba y la de su bella esposa, Ginebra. Fueron unos monjes en el siglo XII, habitantes de una abadía hoy en ruinas, los que aseguraron que al sur de ésta se encontraban ambos enterramientos.

Lo cierto es que peregrinar a la tumba de Arturo es uno de los muchos reclamos turísticos de este pueblo al suroeste de Inglaterra, en el bucólico condado de Somerset, que estos días multiplica sus habitantes debido a que se celebra, hasta mañana, el famoso festival de música contemporánea. El evento es en Pilton, a unos 10 kilómetros, y consigue llenar de gente toda una comarca famosa por sus historias y leyendas mágicas, y que se identifica con la mítica Ávalon celta, donde residía el hada Morgana.

Real, pero también rodeada de leyendas, es la abadía de Glastonbury. Lo primero apunta a que fue fundada por unos frailes 30 años después de la muerte de Jesús y que fue receptora del Santo Grial. Sus ruinas datan del siglo XII, se mantienen intactas las cocinas y en su exterior se exhiben las citadas tumbas de Arturo y Ginebra. Historias mágicas abundan en torno a otro de los encantos del pueblo: la Glastonbury Tor. Sobre dicha colina -vestigio de un desaparecido asentamiento originario de la Prehistoria- se levanta la torre de San Miguel.

Para encontrar explicación a tanto paisaje verde, lleno de granjas y cultivos, hay que visitar el museo de la vida rural, dedicado a la campiña inglesa, esa de la que en Reino Unido están tan orgullosos y que tanto les gusta mimar y proteger (en esta zona de Somerset, por cierto, se impuso el "Brexit").

Posiblemente pocos de los que estos días alteran la habitual paz de Glastonbury atraídos por el festival -que se celebra en una granja, la famosa Worthy Farm- se decidan a visitar algún monumento. Más bien están entregados a disfrutar del amplio número de conciertos programados, siempre con los músicos que más petan en la actualidad, y a sortear el barro que habitualmente llena el recinto. Porque si hay algo tradicional en el veterano festival (nació en los 70) es la lluvia: nunca falta y de hecho las útiles botas de goma que lucen los visitantes -popularizadas por la modelo Kate Moss, una habitual- se han puesto de moda. Los amantes de la música pueden programar una escapada en las fechas del festival, a finales de junio, pero hay que hacerlo con tiempo: las entradas vuelan y cuesta encontrar alojamiento, tanto en las coquetas posadas rurales que se estilan por la zona como en las zonas de acampada.

Si alguien anda por allí, esta noche Adele es la estrella y mañana los "Coldplay" lo clausuran.

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