La segunda exposición de Juan Genovés en Gijón, tras la que hizo en el Palacio de Revillagigedo hace ya casi un cuarto de siglo, permanece abierta al público desde ayer en la Galería Aurora Vigil-Escalera. En esta ocasión, la muestra se ha bautizado con el nombre de "Ir y Volver" le incluye 19 piezas en las que el pintor muestra su lado más social retratando grupúsculos de gente que se mueven siguiendo unos trazos maestros o que oscilan en torno a algún eje de la representación. Es el caso de "Analogía", una lámina en la que los personajes rodean una esfera central que es el foco principal del retrato.

La muestra se abrió sin contar con la presencia del artista, que se encuentra en Nueva York. Vigil-Escalera confía en que el pintor pueda hacer una visita a la galería que acoge su trabajo hasta el próximo 10 de agosto. "Nos haría mucha ilusión que viniese y él quiere venir, pero no es fácil porque ya tiene una edad", explica la promotora de la exposición, una de las más destacadas del año en la región. Sobre el valor de lo colgado sobre las paredes de la galería de la calle Capua, la propietaria comenta que "no es una obra gráfica al uso porque cada cuadro es diferente".

Son obras tremendamente subjetivas. Destaca la galerista "Acteon", una pintura que proyecta unas líneas de cada uno de los individuos que aparecen dibujados que podrían interpretarse como caminos que hacen. "¿Su estilo? Es difícil encasillar a Genovés en uno concreto. Diría que es un perfil realista aunque no figurativo porque los personajes que dibuja no tienen rasgos muy concretos que los diferencien entre sí", explica Vigil-Escalera.

La técnica utilizada en la mayoría de la muestra es el óleo sobre papel, aunque una de sus piezas más singulares, "Alcora", que muestra una perspectiva aérea -se aprecian las sombras de los personajes- tiene su base original en óleo sobre madera.

La muestra de Genovés supone una oportunidad de oro para apreciar el talento de uno de los artistas contemporáneos más importantes de este país, autor de El Abrazo (1976), símbolo pictórico de la transición y que desde enero descansa en el Congreso de los Diputados. Algo que al artista no hace mucha gracia, porque segú la galerista "su arte es de todos, no de unos pocos".