La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El Apostolado del Greco de Oviedo es el último de la serie que realizó el pintor

Un reciente estudio de la experta Leticia Ruiz lo data entre 1608 y 1614, dos décadas después de la fecha tradicionalmente aceptada

Dos de los cuadros del Apostolado de Oviedo: San Pedro y, a la derecha, San Pablo.

El Apostolado de El Greco que se muestra en Oviedo, en el Museo de Bellas Artes de Asturias, es el más antiguo de la serie del pintor, contrariamente a lo que se creía. Un reciente estudio de Leticia Ruiz, jefa del departamento de Pintura Española del Renacimiento, en el Museo del Prado así lo ha desvelado. Lo sitúa entre 1608 y 1614.

Tradicionalmente, el Apostolado se venía fechando entre 1585 y1590 y se consideraba que era una obra autógrafa de El Greco. Más aún, la opinión formada común indicaba que había sido modelo del resto de apostolados que realizaría posteriormente el genio cretense, especialmente en los últimos años de su vida. Esa teoría dominante se venía manteniendo al menos desde el estudio que hizo de la serie, en el año 1998, el historiador del arte Alfonso Pérez Sánchez, que fue además director del Prado.

Con motivo del IV Centenario de la muerte de El Greco, en 2014, se realizaron varias exposiciones que de alguna manera sirvieron para repasar, una vez más, su obra. Una de ellas titulada "El Greco: arte y oficio" y comisariada por Leticia Ruiz, reunió buena parte de los apostolados pintados por el artista cretense y su taller en los años finales de su vida. La impresionante concentración de piezas permitió hacer un nuevo análisis comparativo de los conjuntos pictóricos y asimismo de cada una de las individualidades. A partir de esa reconsideración de lo sabido, Ruiz llegó a la conclusión, ya aceptada por la comunidad científica, que el Apostolado de Oviedo -como comunmente se conoce al que se muestra en el Museo de Bellas Artes de Asturias- respondería a una fecha ligeramente posterior a la inicialmente propuesta, quedando datado entre 1608 y1614. También se certificó algo por lo demás común y es que el maestro no habría sido la única mano que intervino en el conjunto ya que discípulos de su taller también habrían participado con sus pinceles, más en unos cuadros que en otros. Los dos mejores óleos del Apostolado de Oviedo corresponde a las figuras de San Pedro y de San Pablo y como era de esperar son los cuentan con una mayor participación de El Greco.

El Apostolado de Oviedo está vinculado a Asturias desde el segundo cuarto del siglo XVIII. Lo adquirió en Sevilla en la primera mitad del siglo XVIII por el hidalgo asturiano Juan Eusebio Díaz de Campomanes. En 1893 fue descubierto por la Comisión Provincial de Monumentos en el Monasterio de San Pelayo en Oviedo. En 1905 el anticuario francés Emile Parés quiso comprar la colección, pero Antonio Sarri de Oller, marqués de San Feliz, ofreció la misma cantidad que para que no saliera de Asturias. Y es en 2002 cuando ingresa en el Museo de Bellas Artes de Asturias como depósito del Estado español a través del Museo Nacional de Escultura de Valladolid y mediante dación de la firma Arcelor. La compañía siderúrgica lo adquirió y después respondió a una parte de sus obligaciones con Hacienda con la dación. Se valoró entonces en 18 millones de euros.

El conjunto está integrado por San Pedro, San Pablo -en lugar de San Matías-, Santiago el Mayor, San Juan Evangelista, Santo Tomás, Santiago el Menor, San Mateo, San Judas Tadeo, San Simón, San Andrés, San Felipe y San Lucas, evangelista que sustituye a San Bartolomé. En todos los casos se trata de figuras de busto prolongado dispuestas sobre fondo neutro. Algunas muestran atributos que permiten su identificación como las llaves en el caso de San Pedro.

Los lienzos de los apóstoles de 70 x 53 centímetros fueron pensados para una sacristía, sala capitular o aula conventual, en la que se dispondrían en dos grupos de seis a ambos lados del Salvador con claro sentido devocional y siempre en la línea espiritual de la Contrarreforma. Los lienzos están rotulados con inscripciones realizadas durante una restauración de 1770-73 y que algunas de las identificaciones son erróneas, como en el caso de San Simón -rotulado como San Bartolomé- y de San Lucas -San Simón según la inscripción-, así como en San Felipe y San Mateo, con sus nombres intercambiados.

Compartir el artículo

stats