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Las salas de arte entran por primera vez en la Feria de Muestras de Asturias

Dos galerías privadas, Vigil-Escalera y ATM, ocuparán el pabellón de Alsa con sendos proyectos vertebrados por obras de Valle y Navascués

Diego Suárez. M. P.

Han tenido que pasar sesenta años para que las galerías privadas de arte decidieran dar el paso y tener presencia en la Feria Internacional de Muestras de Asturias (FIDMA), que inaugurará el próximo viernes en Gijón la ministra de Empleo y Seguridad Social en funciones, Fátima Báñez. La sexágesima edición de la mayor cita ferial del Principado tendrá este año como una de sus novedades subrayables la presencia de las salas Aurora Vigil-Escalera y ATM, que presentan sendas propuestas expositivas en el llamado pabellón de Alsa. Como hilo conductor, las piezas de dos de los grandes artistas nacidos o forjados artísticamente en el Principado, el pintor Evaristo Valle (1873-1951) y el escultor José María Navascués (1934-1979).

Es cierto que la FIDMA ha mantenido una ligazón con el arte a través de excelentes exposiciones de la Fundación María Cristina Masaveu Peterson en el pabellón Tudela Veguín. Los visitantes al recinto ferial "Luis Adaro" han podido ver, en este sentido, piezas de Salvador Dalí, Barceló, Canogar o María Blanchard, entre otros. Pero no es menos verdad que, hasta ahora, faltaba esa presencia de las salas privadas.

"Somos dos galerías asturianas, dirigidas actuamente por una segunda generación de galeristas, que continuamos con la misma filosofía que en sus orígenes", explicó Vigil-Escalera, forjada en la sala familiar Van Dyck, hasta que el año pasado inauguró su propio espacio en la gijonesa calle Capua. "Hay que abrir también el sector a ferias generalistas y al público en general", defendió, por su parte, Diego Suárez, formado en la histórica galería familiar Altamira. Ahora regenta en Deva una de las salas asturianas más singulares.

Las galerías asturianas han ido incrementando su participación, sobre todo en los largos años de la última crisis económica, en algunas de las grandes ferias nacionales e internacionales de arte. Por ejemplo, Vigil-Escalera participa estos días, junto a la también gijonesa Gema Llamazares, en la de Marbella. El buen paño ya no se vende solo en el arca.

Vigil-Escalera mostrará en la FIDMA piezas de las cuatro disciplinas con las que trabaja su galería. Ofrecerá, al lado de la citada escultura de la época negra de Navascués, trabajos de Ismael Lagares; los lienzos minimalistas y místicos del mierese Lisardo; las esculturas de campos magnéticos de Herminio; la abstracción de Picatoste y el lirismo de Torices. Además, obra gráfica de Juan Genovés (la galería expone obra de este autor fundamental del arte español contemporáneo) y de su hijo, el fotógrafo Pablo Genovés. Completan la muestra tres esculturas del madrileño Carlos Albert, uno de los talentos del Grupo 99.

Diego Suárez ha engarzado su proyecto con un criterio claro: los cambios en la visión artística del paisaje, cómo ha ido modificándose y reconstruyéndose desde el siglo XX (ese cuadro de Evaristo Valle) hasta ahora mismo. "El paisaje es una invención humana, no así la naturaleza", afirma el galerista. Una revisión que se matiza con obras de cuatro autores muy distintos, todos importantes: el gijonés Armando; la multidisciplinar Cristina Ferrández; la bilbaína Ixone Sádaba y el alicantino Jesús Herrera, autor clave del nuevo paisajismo.

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