Asturias está libre del tipo de garrapata que causó la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo en Madrid. La enfermedad ya se ha saldado con el fallecimiento de una persona (previsiblemente picada en la sierra de Gredos) y el ingreso hospitalario de una enfermera que lo atendió. Casi 200 personas están siendo vigiladas por haber estado en contacto con ambos. Según los expertos, el parásito que desencadenó la enfermedad -de género hyalomma- habita en zonas desérticas y cálidas. Sin embargo, aunque nunca se haya encontrado este tipo de especie en la región sí existen otros géneros de garrapatas que pueden transmitir distintas enfermedades, como la de Lyme, una infección que causa daños en varios órganos del cuerpo.

Precisamente esta enfermedad activó la alarma sanitaria en Asturias cuando un gijonés de 67 años falleció en el HUCA después de pasar varios años sufriendo complicaciones sanitarias vinculadas a esta dolencia. A pesar de la relación, el asturiano no computó como fallecido por Lyme a efectos de las estadísticas, tal y como confirmó la Consejería de Sanidad a este diario. El Servicio de Vigilancia y Alertas Epidemiológicas del Principado de Asturias realizó entonces un estudio sobre las características clínico epidemiológicas de la infección en el Principado. En él, se determinó que durante los años 2010 y 2014 hubo una media de 24,6 ingresos anuales por esta enfermedad. Los meses que registraron el mayor número de ingresos fueron los del verano. Las garrapatas están más activas desde finales de primavera hasta finales de verano/otoño.

El Departamento de Zoología de la Universidad de Oviedo también realizó en el año 2004 un estudio en Asturias para detectar en qué hábitats era mayor la presencia de garrapatas que, potencialmente, pueden estar infectadas y transmitir la enfermedad de Lyme. El lugar donde más se detectaron fue el matorral (prácticamente la mitad de ellas), seguido, de lejos, de la pradería y del bosque. "Estas garrapatas necesitan una zona de humedad. También es importante la densidad de animales que les sirven de hospedadores", explica Ana del Cerro, investigadora del Centro de Biotecnología Animal de Deva.

Por todo ello, el estudio del Servicio de Vigilancia y Alertas Epidemiológicas del Principado dedujo que las personas en mayor riesgo de contraer la enfermedad son aquellas que realizan tareas en el campo, tales como trabajadores forestales y agricultores. También las personas que, sin tener actividades profesionales de dicho tipo, acuden al campo por motivos de ocio, como la recolección de setas.

"El Ixodes ricinus es el tipo más común de garrapatas en Asturias y puede ser portadora del patógeno (del Lyme)", explica la experta. Esta especie predomina, sobre todo, en la vegetación de la Sierra del Sueve. Eso sí, Ana del Cerro advierte de que "una cosa es la abundancia que hay y otra las que tienen el patógeno". Los investigadores del Centro de Biotecnología Animal de Deva concluyeron que el 6% de estos parásitos portan la borrelia, la transmisora de la Lyme. Lo mismo ocurre con el hyalomma que habita en otras regiones de España.

La primera vez que se encontraron garrapatas infectadas por éste otro virus que ha causado la muerte en Madrid fue en el 2011, en Extremadura. El abulense fallecido el pasado 25 de agosto en el Hospital Carlos III y la enfermera que se contagió al tratarlo han sido los primeros casos de humanos infectados en Europa Occidental.

El consejero de Sanidad de Castilla y León, Antonio Sáez, también pidió ayer a la población "tranquilidad", porque en su opinión "no se está en una situación de alarma". Sáez insistió en que se debe informar sobre las medidas para protegerse de las picaduras de la garrapata. Una afirmación con la que coincide la experta asturiana Ana del Cerro. "Tampoco hay que ser muy alarmista, pero sí que se debe concienciar a la gente de que hay garrapatas", explica, que recuerda que en EE UU se advierte del peligro en los parques naturales.

Ahora, los expertos recomiendan que las personas que se adentren en zonas donde hay garrapatas vayan con alguna medida de precaución, como el uso de polainas y calcetines y repelentes. También recomiendan revisarse la piel y, si se vislumbra alguna garrapata, deben acudir a un hospital en las siguientes 24 horas.

La vicepresidenta del Gobierno en funciones, Soraya Sáenz de Santamaría, anunció ayer que se habían activado los protocolos y los mecanismos de coordinación con todas las comunidades autónomas por si surgen más casos. También se informó a las autoridades sanitarias internacionales, "con las que el contacto es continuo".