El mundo de las letras llora la muerte del escritor y periodista José Ignacio Gracia Noriega, cronista oficial de Llanes. Su erudición, su lealtad hacia los amigos, su coherencia y el gran amor que sentía por Asturias son algunos de los aspectos que ayer destacaban quienes mejor le conocieron. El velatorio ha quedado instalado en el tanatorio de El Salvador, en Oviedo. Mañana, a primera hora, será incinerado. El funeral por su eterno descanso se oficiará el lunes 12, a las cinco de la tarde, en la iglesia ovetense de Santo Domingo (Los Dominicos).

Los testimonios de pesar por el fallecimiento del prolífico escritos, autor de miles de artículos, la mayoría de ellos publicados en LA NUEVA ESPAÑA, se sucedieron durante la jornada de ayer. En el tanatorio, sus amigos aseguraban que fue "un escritor valiente" y "un hombre libre" y recordaban anécdotas tanto de su labor profesional como de su vida personal.

"Fue un escritor con grandísima honradez y siempre fiel a sí mismo. Un escritor total", explicó el empresario llanisco Juan Duyos en el tanatorio ovetense. "Tenía un gran sentido de la amistad y a mí me honró con ella. Con él tuve mucho trato en todos los sentidos", añadió. Duyos recalcó la lucha de Gracia Noriega contra el urbanismo y la especulación inmobiliaria en Llanes. "Podría decir mucho más de su actitud, de su valentía, en el sentido de que no escribía nunca para satisfacer a nadie. Fue fiel a su verdad. Por eso fue crítico antes y lo seguía siendo ahora. Pero fundamentalmente con los 'acomodaticios', 'combayones' y 'oportunistas'. Nunca combatió a nadie por su ideología o por sus ideas", añadió Duyos. José María Fernández González fue el abogado con el que consiguió recuperar su título de cronista oficial de Llanes, que le había retirado ilegalmente el PSOE llanisco. "El caso fue muy emotivo. Hubo ataques personales brutales. Era obsceno incluso en el sentido literal de la palabra. Por eso fue un gran acierto para él dejar de vivir en Llanes (se había trasladado hacía años a Sevares, en el concejo de Piloña) porque le liberó", indicó. "Fue un crítico literario de gran magnitud", añadió el abogado, que destacó tanto el escritor como su viuda, Covadonga Díaz, fueron socialistas en la clandestinidad durante la dictadura franquista. "Aunque tenía una memoria prodigiosa, también llevaba minuciosas anotaciones", explicó el abogado, lo que le permitía recordar "absolutamente todo, también lo que algunos no querían que les recordase".

Rubén Franco, ayudante de Gracia Noriega durante los últimos años, destacó que el escritor tiene "cerca de treinta volúmenes preparados" sin publicar. Escribía por la mañana, leía de tarde y volvía a escribir de noche. Su ayudante calcula que sólo ha publicado "el treinta por ciento de lo que escribió".

Frank Menéndez, presidente de la Alianza Francesa, destacó la gran consideración que se le tenía en esa institución. "En sus primeros tiempos intervino en actividades culturales, nos dio alguna charla... Y desde el punto de vista de escritor y cronista creo que hizo una labor muy eficaz", dijo.

Carmen Ruiz-Tilve, cronista oficial de Oviedo, aseguró que siente "muchísimo" su falta. "Para mí era un amigo desde hace mucho, un hombre muy trabajador. Se va a notar su ausencia", señaló.

El exsenador Isidro Fernández Rozada, con el que coincidió en la Universidad, resaltó que siente su muerte "enormemente", no solo por la pérdida de "un gran escritor", sino también de "una persona muy afable en sus tertulias de ocio". Y aunque siempre vio a Gracia Noriega "un poco distante ideológicamente", "al final coincidíamos en demasiadas cosas", subrayó.

El economista José Luis García Delgado, presidente de la Fundación Archivo de Indianos, destacó la "enorme erudición" de Gracia Noriega, tanto en el apartado literario como en el cine. Destacó que el escritor "nunca necesitó viajar para conocer el mundo. Conocía San Petesburgo al dedillo por Dostoyevski, Moscú por Tolstoi, París por Víctor Hugo y Dublín mejor que Joyce, las tabernas, las iglesias, los rincones... Tenía el mundo en la cabeza, lo conoció a través de la lectura y la imaginación", indicó García Delgado, que mantuvo una relación de amistad con Gracia Noriega durante 50 años. Añadió que el escritor fue durante toda su vida un hombre "políticamente incorrecto", pues "decía lo que pensaba y no disimulaba su inclinación por el bue comer, el alcohol y los puros. Hizo siempre lo que le dio la gana". Era, además, un "conversador fantástico", indicó el economista, quien resaltó la enorme importancia de la figura de su viuda, "una compañera excepcional".