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Hablemos en serie

"Veep", cuando la risa va por barrios

Para unos la comedia triunfadora de los "Emmy" es desternillante y para otros tiene escasa gracia

Hay gente (bastante más de la que se cree) a la que le importa muy poco que Juego de tronos gane tropecientos mil premios o que surjan comunidades de fans por doquier capaces de ver los capítulos a cámara lenta para no perder detalle. Les da igual: les parece que esa serie en la que salen tantos desnudos y tantas mutilaciones es un rollo en toda regla. A otros nos pasa lo mismo con Veep (se puede ver en Canal + Series) otra serie que todos los años sale de la gala de los "Emmy" con un carro lleno de estatuillas, y una de ellas ya parece que es propiedad de su protagonista, Julia Louis-Dreyfus, a la que bañan en elogios considerándola una comediante de las que hacen época. Pues bien:_ganas me dan de fundar "El club de los espectadores a los que no les hace mucha gracia Veep". A ver: no es un espanto, no es una birria, no es una tomadura de pelo. Ni mucho menos. Hay vida inteligente en ella. Pero las peripecias de estos políticos torpes y en algunos casos bobalicones no logran arrancarme ni una sonrisa. El último capítulo, lo confieso, se deja ver con agrado e incluso con interés (aunque no encuentre por ningún lado motivos para usar términos como "desternillante", "adorable", "inteligentísima" o "delirante"). Es cierto que es un episodio que invita a quedarse aunque solo sea para ver qué demonios pasa con la dichosa votación presidencial o las caras que pondrán Dreyfus o Hugh Laurie cuando pase lo que tenga que pasar. Y hay un momento francamente divertido cuando la despechada política (perfectamente transplantable a España), preguntada por el discurso de su rival, replica con acritud: "No sabía que tenía los pechos tan grandes". En definitiva: vale, "Veep" es genial para muchos y no es para tanto para otros. Viva la diversidad. No vamos a pegarnos, ¿verdad?

Mamá diablo. Al final de la primera temporada de la entretenida Lucifer (A3) se dejaba la puerta abierta a la llegada de "mamá", o sea, nada menos que la madre del diablo. No es que la serie sea genial pe¬ro cumplía como divertimento al que a veces se la va la olla con una pareja protagonista bien conjuntada y algunos golpes bajos de humor alto._El regreso no ha estado a la altura de las expectativas. La golosa aparición de esa "diablesa" materna usurpando cuerpazo y sospechosa de actos poco edificantes está desaprovechada y la tensión emocional/sexual entre el demonio y la agente de policía ha brillado por su ausencia. Salvo una escena en la que se resuelve un atraco por la vía de la humillación (eso de poder parar el tiempo es un chollo), el resto ha sido más bien plano y monótono, aunque el final deja buen sabor de boca. Seguiremos atentos.

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