Jordi Gracia (Barcelona, 1965), es un escritor y crítico literario, además de catedrático de Literatura Española en la Universitat de Barcelona. Ha tomado parte en los prestigiosos encuentros de Verines que ayer se clausuraron en Pendueles (Llanes), y que este año han abordado la figura de Cervantes.

-¿Cómo valora este tipo de encuentros?

-Es algo muy saludable pues propicia que la gente conviva un par de días fuera del contexto habitual en el que nos movemos desde el punto de vista profesional. Sirve para que se generen conversaciones imprevistas y para que nazcan conocimientos inesperados.

-¿Qué enseñanzas sacadas de la obra de Cervantes se pueden extrapolar a la realidad actual?

-La más importante es que la realidad es mucho más complicada de lo que tendemos a creer y a simplificar por interés, por egoísmo o por conformismo. En segundo lugar está la desdramatización de los conflictos cuando en apariencia son insolubles, y ahí interviene la ironía, no como forma de chiste, sino como forma de comprender la dificultad de reconocer los puntos diversos sobre la realidad. No somos personajes planos.

-¿Desdramatizaría Cervantes el problema catalán?

-Por descontado lo desdramatizaría. Jugaría, ironizaría con el mismo e intentaría averiguar que parte de razón tiene cada cual, pues, en todo conflicto, cada parte implicada tiene algo de razón. Buscaría soluciones conciliadoras sin alimentar el enfrentamiento para no jugar a lo que la clase política quiere, particularmente la clase política independentista catalana y las más derechizada y conservadora española que representa el PP, a quienes ha convenido este juego.

-¿Cómo ve usted ese problema?

-Existe un problema real que tiene que ver con la madurez y el éxito del sistema democrático español y el Estado de las autonomías, que ha propiciado un crecimiento natural de poderes alternativos al del estado. Ahora estamos en una época en la que es necesario reconceptualizar una fase distinta de un Estado que ha crecido de manera positiva en treinta años y que desde hace diez necesita una reactualización conceptual y eso no es en lo que están los dos púgiles, el independentismo de la Generalitat por un lado, y el PP por el otro. A ninguno de los dos les conviene una solución pactada, negociada e inteligente.

-¿Se valora lo suficiente en España a la figura de Cervantes?

--Por supuesto que sí. Otra cosa es que el gobierno del PP estuviese poco ágil y fuese poco imaginativo para celebrar el cuarto centenario de su muerte. Cervantes no ha desaparecido nunca como un gran escritor del que se ha podido disfrutar desde el punto de vista sentimental como desde la perspectiva pastoril, la perspectiva humorística o la literatura de aventuras. Nunca ha desaparecido de la jerarquía de valores positivos de la nación.