La testosterona promueve comportamientos orientados a alcanzar un estatus social más elevado, lo que significa que está relacionada con actitudes agresivas, pero también con otras generosas, según un estudio que publica la revista "Proceedings of The National Academy os Sciences".

Tradicionalmente, los altos niveles de esa hormona esteroidea, clave en el desarrollo sexual masculino, se habían asociado con la agresividad y la falta de generosidad en los humanos, pero hasta ahora los estudios que habían tratado de certificarlo se consideraban poco creíbles por supuestos problemas metodológicos.

El nuevo estudio concluye que la testosterona "puede causar en los hombres un comportamiento prosocial", es decir, que beneficie a otros, por lo que tiene un "papel más complejo" en la conducta humana del que se creía. A los participantes en el estudio, un grupo de 47 hombres jóvenes sanos, se les inyectó o bien enantato de testosterona o bien un placebo, y se les sometió a una variación de la prueba económica experimental conocida como "el juego del ultimátum".

En esta prueba, un jugador propone a otro una manera de dividirse una importante suma de dinero y, si el segundo acepta la oferta, ambos reciben la misma cantidad de dinero, pero si la rechaza, ninguno de los dos obtiene nada.