"¡Corre, mamá, mira!" "¡Hala! ¿Has visto eso?". Ayer, las expresiones de sorpresa y admiración de los más pequeños inundaron el patio del edificio histórico de la Universidad de Oviedo en la séptima edición de "La Noche Europea de los Investigadores", un proyecto que "se realiza simultáneamente en 250 ciudades europeas, de 30 países distintos", como explicaba Isabel Ruiz, directora del área de Difusión y Promoción de la Investigación de la Universidad de Oviedo.

Este proyecto incluye "actividades de divulgación científica muy fáciles, demostraciones para las personas menos iniciadas, para que se acerquen a la ciencia de manera sencilla y comprendan cómo funcionan la naturaleza, las células, el magnetismo, la arqueología?", analizaba Ruiz, quien aseguraba que "los más pequeños son el público prioritario, desde los 4, 5 o 6 años", aunque no se olvida de los mayores que quieran "conocer más sobre ciencia de manera fácil, divulgativa y entretenida".

Sin embargo, la gran novedad este año fue la incursión de una sede más en Asturias, la de Gijón, donde al pequeño Luis Iglesias, de 5 años, se le iluminaban los ojos ante una impresora 3D, y una pequeña figura que le emulaba, justo al lado de un estand en el que se mostraba el funcionamiento de los drones. "¡Es una pasada!", exclamó. La ciencia artesanal, el magnetismo, los materiales del futuro o la ciencia mini cautivaron a este joven, y a todos los niños y padres que ayer disfrutaron en el Museo del Ferrocarril de Asturias en Gijón de una muestra en la que desentrañaron algunos fenómenos curiosos de la Naturaleza.

En uno de los expositores, dedicados al magnetismo de un tren, se pudo apreciar una pieza levitando tras "bañarla" sobre nitrógeno líquido para enfriarla. Mientras que en otro mostrador enseñaban un truco por el que al introducir una carcasa de bolígrafo con unos clips dentro de una botella de agua llena se puede conseguir que flote o que baje al fondo del recipiente.

Los dinosaurios y el pasado, la energía de la vida y las mitocondrias, o un vistazo a los materiales del futuro fueron otras de las muestras ofrecidas en Gijón. "Descubrí que con el grafeno, que procede del carbono, se hacen los móviles y ordenadores que se pueden doblar, o que la fibra de carbono es un material muy resistente o ligero", indicó María Alonso, de 7 años, que acudió junto a su hermano Pedro, al que sorprendieron "unas plantillas negras hechas de carbón activo que evitan que huelan los pies".

A fin de cuentas, como analizó Ruiz, el objetivo principal es "que se pierda el miedo a la ciencia, a ver cómo funcionan las cosas, poder captar vocaciones y futuros científicos, es una cantera", a la que posiblemente se sume más de uno después de quedarse ayer desvelado por la ciencia.