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Avispillas para proteger el eucalipto

El vivero forestal de Grado produce cerca de 250.000 insectos australianos para combatir la plaga de los gorgojos, que causan pérdidas anuales de tres millones a los maderistas

Por la izquierda, Máximo Braña (jefe de Sanidad Vegetal de la Consejería de Recursos Naturales), Eloy Niño (responsable del vivero) y Víctor Martínez y Eloy Álvarez (técnicos del Serpa que trabajan en el vivero).

En los montes asturianos hay una lucha biológica por proteger el eucalipto. La Consejería de Desarrollo Rural y Recursos Naturales cría en Grado miles de avispas australianas "Anaphes nitens" para combatir la plaga de los gorgojos, que causan pérdidas anuales de tres millones de euros a los propietarios forestales. El insecto invasor, de nombre científico "Gonipterus platensis" y también procedente de Oceanía, se come tanto en fase larvaria como adulta las hojas de los árboles deteniendo su desarrollo y, en casos más graves, provocando su muerte. Desde 1994, año en el que se detecta por primera vez su presencia en la región, el gorgojo se ha expandido con virulencia por los bosques de eucalipto, que ocupan unas 60.300 hectáreas. Tanto, que el Principado ha decidido producir de forma masiva a su enemigo natural número uno.

En el vivero forestal de La Mata (Grado), la Consejería de Desarrollo Rural ha producido en lo que va de año un total de 245.537 avispillas de diseño, que superan con creces las 55.196 obtenidas en 2015 y las 15.504 en 2014. Todas ellas han sido liberadas en los montes asturianos en forma de ootecas -cápsulas en las que se depositan entre ocho y doce huevos-, ya que el objetivo es que estos minúsculos insectos (de menos de dos milímetros de longitud) nazcan directamente en el medio natural. Al año, también se capturan 12.000 gorgojos y se crían miles más en el laboratorio (ahora 7.745). "Necesitamos a ambos bichos para que el 'Anaphes' parasite las ootecas que produce el 'Gonipterus'. Si tuviésemos que comprar las cantidades que producimos, nos resultaría imposible", explica Eloy Álvarez, técnico de la Sociedad de Servicios del Principado de Asturias (Serpa). Estos insectos "ya tienen montera picona", bromea el jefe de la sección de Sanidad Vegetal, Máximo Braña.

El proceso de trabajo en el laboratorio es el siguiente: primero, se alimenta a los gorgojos con hojas de eucalipto para que pongan los huevos -una hembra puede llegar a producir 800 al año-. Tres veces a la semana, los técnicos retiran las ootecas, que ponen en contacto con las avispillas "Anaphes" a unas condiciones determinadas de luz, temperatura y humedad. Los pequeños insectos rápidamente se posan sobre las ootecas para perforar con su ovipositor el tejido y realizar las puestas en su interior. Los nuevos individuos se alimentan de su contenido, evitando así que emerjan los futuros "Gonipterus". "Dejamos 48 horas de exposición y luego retiramos las avispillas. A los 8 o 10 días, salen las larvas de gorgojos que acaban muriendo al no tener alimento y el resto, que son 'Anaphes', se sueltan en el monte", detalla Eloy Álvarez.

Para esta liberación se utilizan una bolsas agujereadas, que se depositan en los eucaliptos. "Cuando nacen, las avispillas atraviesan la red y van directas a parasitar nuevos huevos. Es a lo único que se dedican", comenta Víctor Martínez, en contacto diario con este bichos. "Ya les tengo hasta cariño", apunta entre risas. Los "Anaphes" tienen la peculiaridad de que alcanzan la madurez sexual nada más nacer, a diferencia de los "Gonipterus" que tienen que esperar un mes. Pero todo tiene su explicación: mientras la avispilla vive entre 17 y 20 días, el gorgojo puede llegar al año. Este handicap se compensa con las múltiples generaciones que tiene el "Anaphes": 17 ciclos frente a los 2 de su enemigo. "Viven menos, pero son mucho más activos", resume Máximo Braña.

El responsable del departamento de Sanidad Vegetal de la Consejería de Recursos Naturales subraya los buenos resultados obtenidos a partir de la cría de estos insectos en Grado. "Ahora hay muchos menos daños que antes", expresa. Además, destaca que este sistema sustituye a la lucha química, que tiene un gran impacto sobre el medio natural. El objetivo del proyecto, que tiene "carácter indefinido", es conseguir un equilibrio entre la población de "Anaphes" y "Gonipterus", como sucede en Australia, de donde proceden el parásito y el parasitoide del eucalipto.

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