En toda pareja existen ciertos hábitos que, al inicio de la relación, pueden pasar desapercibidos. Sin embargo, el tiempo y la convivencia pueden hacer que esas pequeñas conductas que antes parecían insignificantes rompan hasta el más sólido de los matrimonios.

Lejos de las infidelidades y los celos, estos son sólo algunos de los hábitos más peligrosos para un matrimonio.

Las malas amistades

Algunas veces las amistades pueden sobrepasar ciertos límites y afectar negativamente a nuestras relaciones. Los amigos tóxicos que no aceptan tu relación con otra persona pueden llegar a meter cizaña para que rompas con tu cónyuge o pueden actuar indirectamente en tu relación. Si son personas que no respetan a sus parejas sentimentales pueden influirte y cambiar tus propios hábitos.

Callarse sus problemas con la pareja

Con la excusa de evitar peleas muchas personas se callan sus problemas y eluden hablar con su pareja sobre la situación de la relación. Pero, aunque al principio parezca algo incómodo, hablar de esas pequeñas cosas que nos molestan puede prevenir problemas mayores. Con este hábito lo único que se logra es generar en el futuro una pelea mayor, por eso es necesario hablar entre los dos sobre la relación, siempre con respeto.

Comparar con otras personas y hacer de menos

Sea con una relación anterior o con cualquier otra persona conocida, comparar a tu pareja es uno de los peores hábitos que puedes tener a la hora de mantener una relación. Las comparaciones son odiosas y en las relaciones más aún, ya que normalmente se utilizan para hacer de menos a tu pareja.

Querer cambiar a tu pareja es peligroso para la relación. GettyImages

Cuando comparas a tu cónyuge con otra persona eliminas su individualidad, ya que cada persona es un mundo y todas pueden aportar algo distinto a la relación.

Querer cambiar a tu pareja

El éxito de un matrimonio reside en la capacidad de cada uno de los cónyuges de aprender del otro y respetar sus diferencias. De hecho, las parejas no suelen coincidir en todo y querer cambiar esas diferencias que se tienen es porque no se acepta a esa otra persona tal y como es.

Si las personas tienen que cambiar es por una decisión individual, no porque se hayan casado, tengan un hijo o empiecen a convivir juntos.

El egoísmo y la falta de solidaridad

Algo que también puede destruir un matrimonio es el egoísmo y la falta de solidaridad con la otra persona. Las parejas felices son capaces de ponerse en el lugar del otro y se apoyan mutuamente a la hora de conseguir metas, sueños o pequeñas decisiones del día a día. En cambio, las relaciones más tóxicas son aquellas en las que cada uno de sus individuos apuesta por anteponer su mundo personal e independiente por encima del de la pareja.