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La fusión de Liberbank partió en dos la colección de arte de Cajastur

"Los fondos no se han desvinculado de Asturias y están donde han estado siempre: en los edificios del banco", afirman desde Liberbank | Integrada por unas tres mil obras, entre pintura, escultura, dibujo y fotografía, conforma un retrato único del arte asturiano de la segunda mitad del siglo XX | Liberbank se adjudica los fondos adquiridos hasta 1999 y el resto se queda en la Fundación Caja de Ahorros de Asturias, desligada de todo proyecto cultural

"Retrato de Mariano Suárez Pola", de Evaristo Valle.

La fusión de la Caja de Ahorros de Asturias con las cajas de Extremadura y Cantabria, formalizada en 2011 para dar lugar a lo que hoy es Liberbank, puso punto final a un camino iniciado hace 70 años y estrechamente vinculado al arte hecho en la región. Fue un período de apoyo y colaboración con el mundo de la cultura que se tradujo en la organización de centenares de exposiciones y en la creación de una heterogénea colección de arte integrada por cerca de tres mil obras, entre pintura, escultura, dibujo y fotografía.

Ese patrimonio quedó dividido con la creación del nuevo banco. Liberbank se convirtió en propietario de las obras reunidas hasta el año 1999, y el resto, una parte prácticamente testimonial, pasó a estar incluida en la Fundación Caja de Ahorros de Asturias, entidad creada en 2014 en sustitución de lo que hasta entonces había sido la Obra Social y Cultural.

El nacimiento de esta Fundación exige una modificación de los estatutos, que establecen como objetivos la atención y el desarrollo de obras sociales. La palabra cultura y todo lo que ello significa de apoyo institucional desaparece "por mandato legal", según recoge el protocolo de gestión. Sin embargo, esta drástica medida no parece afectar por igual a las tres cajas integrantes de Liberbank. La fundación bancaria Caja de Ahorros de Extremadura, creada también tras la fusión, suma a su finalidad social las "obras de carácter benéfico, cultural, asistencial, docente e investigador". La apuesta por la cultura de la Caja extremeña se ve también reforzada por los diferentes convenios que Liberbank ha firmado con distintas entidades culturales de la región. El último se hizo el pasado 15 de septiembre con una aportación de 20.000 euros para la difusión del arte contemporáneo del Museo Extremeño. También colabora con otras instituciones de esa comunidad autónoma ligadas al mundo de la cultura, como el teatro de Mérida.

Por otra parte, la Fundación de Cantabria recoge entre sus finalidades el fomento y el desarrollo de "obras sociales de carácter benéfico, asistencial y/o docente e investigador", y la Fundación asturiana, según los estatutos, se ocupa en "la atención y desarrollo de obras sociales, centrándose fundamentalmente en favorecer el progreso del Principado".

Volviendo a la colección de arte, hay que decir que nace en 1956 ligada a la inauguración de la sala de exposiciones del edificio de la plaza de la Escandalera, en Oviedo, espacio que se abre dos años antes que las oficinas. Para su decoración realizaron obras los artistas Paulino Vicente "el Mozo", Luis del Fresno y Barajas, de la casa Gargallo, este último autor de los cuatro relieves en mármol del vestíbulo que representaban las fuentes de la riqueza en Asturias, como recoge Francisco Crabiffosse, autor del catálogo de la Colección.

La sala se inaugura con "El Apostolado" del Greco (hoy parte de la colección permanente del Museo de Bellas Artes de Asturias), propiedad entonces de Antonio de Sarri y Oller, marqués de San Feliz, una muestra que en cuatro días fue visitada por 4.500 personas. Desde ese momento y durante décadas, esta sala de exposiciones fue un centro artístico de primer orden que combinó la presencia de artistas asturianos con muestras de arte español e internacional, subrayando la presencia de asturianos. Un ejemplo evidente fue "Pintura asturiana contemporánea", una de las primeras exposiciones.

La del Grupo El Paso, en el año 1957, subrayó la importancia de una programación que, en este caso, sirvió para acercar a Asturias al arte más vanguardista de la España de entonces. Los artistas de la tierra tuvieron en esos años un gran protagonismo, con numerosas muestras colectivas e individuales, algunas de cuyas obras pasaron a engrosar la colección de la Caja.

Nicanor Piñole, Francisco Casariego, Augusto Junquera, Dionisio Fierros, Paulino Vicente, Antonio Suárez, Joaquín Vaquero Turcios, Eduardo Úrculo, Mercedes Gómez Morán, José Uría, Sócrates Quintana, Adolfo Bartolomé, Mariano Moré, María Antonia Salomé, Jesús Díaz "Zuco", Orlando Pelayo, José María Navascués, Joaquín Rubio Camín, Miguel Ángel Lombardía, Bernardo Sanjurjo, Amador, Legazpi, César Montaña, Fernando Alba, el Grupo Abra y Nicolás Muller son algunos de los protagonistas de las exposiciones. La Caja de Asturias va creando así su colección con adquisiciones y donaciones. En algún caso, se suma obra por pago de deuda y se incorporan nombres como Evaristo Valle, Telesforo Cuevas y Darío de Regoyos, entre otros.

En las primeras décadas, la programación consigue el respaldo unánime del mundo cultural. Algunos críticos, como Jesús Villa Pastur y José Fernández Buelta, destacan el apoyo de la entidad bancaria al fomento de la cultura en unos años "de indigencia y de falta de auxilio", con una sala de exposiciones "abierta a todas las disciplinas artísticas".

En el año 1996, al cumplirse cuarenta años de la apertura de la sala, la Caja abre un nuevo espacio en la calle San Francisco en la que muestra al público una selección de sus fondos artísticos, que fue inaugurada por el entonces Príncipe de Asturias, Felipe de Borbón. Es la primera vez que se realiza el catálogo de la colección, a cargo de Francisco Crabiffosse Cuesta, crítico de arte y estudioso de la historia artística de Asturias, y de Javier Barón Thaidigsmann, conservador jefe de Pintura del Siglo XIX del Museo del Prado.

Crabiffosse realiza un riguroso estudio de las obras, analizando expediente por expediente todas y cada una de las exposiciones y compras que se habían hecho durante décadas. Constata la existencia de un conjunto heterógeneo de más de un millar de piezas distribuidas en diferentes oficinas y edificios de la entidad bancaria. La catalogación deja al descubierto la desaparición de un centenar que, en ese momento, no pudieron ser localizadas. Entre ellas, cabe destacar "La huida a Egipto" de Paulino Vicente "el Mozo", un "gouache" que, en su día, estuvo colgado en el Centro Social de la plaza de la Catedral.

En la actualidad, Francisco Crabiffosse afirma que más allá de su valor artístico y económico, la colección de la Caja "es la única asturiana que permite estudiar el devenir de las exposiciones y de los cambios de concepto sobre el arte como oferta pública y como demanda social". A su juicio, la Obra Social y Cultural "entendió el arte siempre en el contexto sociocultural de cada momento, desde la apertura de las salas a la atención prioritaria de los artistas asturianos y en menor medida de los foráneos".

La continuidad de la apuesta por el arte con la apertura de nuevos espacios en otras ciudades asturianas es, en su opinión, una aportación crucial para el conocimiento y la difusión de las distintas facetas artísticas "y esto sólo es posible a través de la contemplación y el estudio de la colección".

Aun reconociendo la desigual calidad objetiva del conjunto artístico, por su propio origen, Crabiffosse destaca el interés de "un nutrido grupo de pinturas y esculturas muy valiosas de artistas españoles y extranjeros contemporáneos". Pero sobre todo considera que debe hacerse hincapié en "la selecta representación de la producción de los artistas asturianos desde mediados del siglo XIX hasta la actualidad".

En todo el proceso de formación del conjunto, Crabiffosse destaca "la inteligente política de adquisiciones llevada a cabo en los años 90 conducente a cubrir las lagunas existentes en cuanto a artistas muy representativos del arte asturiano".

En las décadas de los ochenta y noventa del pasado siglo, periodo en el que dirigieron la Obra Social y Cultural Blas Fernández Gallego y Regina Rubio, se renovó la apuesta por la difusión y protección del arte, con nuevas y brillantes adquisiciones y con la apertura, en Gijón, del Centro Internacional de Arte Palacio Revillagigedo, recuperando uno de los edificios más emblemáticos del paisaje urbano de Gijón. El nuevo equipamiento centró su actividad en tres líneas de actuación: la orientada a reflejar la trayectoria de artistas asturianos con exposiciones de Vaquero Palacios, Vaquero Turcios, Orlando Pelayo, Mieres, Antonio Suárez, Legazpi, Sanjurjo y otros; la atención a los artistas españoles, con muestras de Genovés, Juana Francés, Pablo Serrano o "Los Paisajes del texto", colección coordinada por Paco Cao, y, por último, la que avala su condición internacional con exposiciones de Francis Picabia, Mimmo Paladino, Julian Schnabel, Pedro Cabrita Reis y Sol Lewitt entre otros. Hubo años en los que se destinaban 20.000 euros sólo para compras. El objetivo era no sólo tener una buena colección de pintura asturiana, sino rellenar huecos del siglo XIX.

Muy lejos de aquellos días de gloria, el Palacio de Revillagigedo, hoy sin presupuesto para actividades artísticas, se alquila para diferentes eventos con el fin de sufragar los gastos de su mantenimiento. Actualmente, sus instalaciones acogen el VI Salón Internacional de les Sidres de Gala.

Pero eso no debe hacer olvidar la anterior iniciativa orientada a enriquecer los fondos con nuevas adquisiciones y la incorporación de algunas de sus mejores obras contemporáneas, lo que, según Crabiffosse, es "un reflejo perfecto de la historia de la institución, de un camino iniciado hace ya más de un siglo, que está indisolublemente unido al arte hecho en Asturias a lo largo de todo este período".

Hoy, el grueso de esos fondos forman parte de la colección Liberbank, un banco que excede las fronteras asturianas, integrado en una corporación nacional, con sedes en Madrid, Toledo y Cuenca, entre otras ciudades.

"Los tiempos evolucionan. Cajastur ya no existe. No hay colección Cajastur, hay colección Liberbank y, en lo que respecta a los fondos asturianos, están donde han estado siempre, en los edificios del banco o en los almacenes. Hasta el momento, no se ha movido ningún cuadro, aunque podrían moverse si así se considera", afirma Ángel Marcos, director de comunicación de Liberbank. Marcos añade que los fondos "no se han desvinculado de Asturias". "Quien diga lo contrario que tenga la gallardía de decirlo con nombre y apellido porque miente".

Lo cierto es que en 2011, cuando el consejo de administración de Cajastur debate y aprueba el proyecto de segregación, ninguno de los miembros del mismo -entre los que había representantes de los partidos políticos, de sindicatos, impositores y de los ayuntamientos de Oviedo y de Gijón- pensó en la colección de arte. "Nos centramos en la participación industrial y otros activos de naturaleza económica", señala uno de los integrantes del consejo que prefiere mantener su nombre en el anonimato y que asegura no ser consciente de que, en algún momento, se tratara el asunto de la colección.

En el mismo sentido se manifiesta el entonces también consejero Ramón García Cañal, hoy diputado nacional del PP. "Íbamos a una gran velocidad, teníamos unos plazos casi leoninos y nos preocupaban los asuntos básicamente económicos. Por otra parte, de las nuevas fundaciones bancarias quedaba excluida la cultura. No recuerdo que hubiera comentarios sobre la colección de arte que, imagino, era considerado un activo más del patrimonio de la entidad".

Un activo que sufrió en los últimos tiempos la mengua del apoyo a la cultura y la reducción del presupuesto año a año. La Obra Social pasó de contar con 32 millones de euros en 2009 a los 9 -ninguno para actividad cultural- de 2014, cuando se constituye la Fundación Bancaria Caja de Ahorros de Asturias, hoy presidida por César Menéndez Claverol. Este año, el presupuesto es de un millón de euros.

La división en dos partes de la colección dejó a la Fundación con los fondos artísticos reunidos a partir del año 2000. Un patrimonio mucho menor y menos conocido porque en este tiempo los recortes impusieron la reducción de exposiciones y adquisiciones. LA NUEVA ESPAÑA intentó sin éxito conocer la valoración económica de las dos partes en las que fue dividida la colección de Cajastur. "El dato no es público", señaló el responsable de comunicación de la entidad.

Así las cosas, Liberbank se otorga la mayor parte de las obras reunidas desde los años cincuenta, las más importantes y las más vinculadas a la historia artística de Asturias, una decisión que resulta inexplicable en ámbitos culturales, por el temor que suscita que este patrimonio se diluya en una corporación nacional, expuesta a los vaivenes del mercado bancario internacional.

En los últimos años, Cajastur colaboró con el Museo de Bellas Artes de Asturias adquiriendo y depositando dos obras que se exponen en la colección permanente: "Víctimas de la fiesta", de Darío de Regoyos, y "Bodegón de Lastres", de Telesforo Fernández Cuevas.

Alfonso Palacio, director del museo, destaca la importancia del arte asturiano que aglutina la colección de Cajastur desde los años 50 y sugiere una mayor actividad expositiva por parte de la institución. "No estaría mal que la colección pudiera volver a verse en nuestra región, su lugar natural, ya fuera en un espacio específico, mediante la realización de una serie de exposiciones bien pensadas o por mediación de un conjunto de depósitos en algunas otras instituciones museísticas asturianas".

La idea lanzada por Palacio enlaza con el comportamiento de otras entidades empresariales y bancarias con sus colecciones. Un ejemplo sería la actual exposición "Colección cubista de Telefónica" que se exhibe actualmente en el museo asturiano. La muestra reúne 36 cuadros articulados en torno a la obra de Juan Gris y pertenecientes a la Fundación Telefónica que, tras la exposición de Oviedo, se integrarán definitivamente como depósito en el Museo Reina Sofía de Madrid.

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