La historiadora británica Maria Beard, galardonada con el Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales 2016, ha definido hoy el yacimiento arqueológico de Veranes, en Gijón, como la residencia de las élites de la época Flavia del Imperio Romano, durante el primer siglo de nuestra era.

La catedrática de Clásicas en la Universidad de Cambridge, considerada por el jurado que le concedió el galardón como una de las figuras intelectuales europeas más influyentes de la actualidad, ha realizado esta tarde una visita a las ruinas reconstruidas de una villa romana que se mantuvo en actividad hasta entrada la Edad Media.

Beard ha destacado la importancia del yacimiento para el conocimiento de la vida en esa época y se ha manifestado sorprendida por las grandes dimensiones de lo que era "el comedor", porque "quedan muy pocos de ese tamaño en todo el mundo".

Por la ubicación entre el grupo de construcciones y el tamaño, la científica ha considerado que se destinaba a los grandes acontecimientos, festejos y recepción de personalidades, lo que permite suponer la importancia del asentamiento en las relaciones con Roma.

Beard ha dicho que a pesar de los estudios que se han realizado sobre la época, "poco se sabe" de cómo vivían las mujeres y los niños, en un momento en que el imperio había entrado en un proceso de decadencia.

La historiadora ha estado acompañada en la visita por la arqueóloga Carmen Fernandez Ochoa, que dirigió las excavaciones que pusieron al descubierto las ruinas de la villa romana de Veranes y de otros restos romanos como las termas y en el antiguo edificio de Tabacalera, en el barrio histórico gijonés de Cimadevilla.

La Villa de Veranes está emplazada en la cumbre del Torrexon de San Pedro, a 150 metros sobre el nivel del mar, en la Ruta de la Plata a su paso por Gijón, pero alejada a varios kilómetros de la ciudad, donde se han descubierto otros asentamientos romanos.

Beard ha dicho que la elección de ese lugar no fue casual, sino que obedeció a razones de salud y de alimentación, puesto que se han descubierto zonas de cultivo, como estratégicas para la defensa militar.

La historiadora a pedido a los visitantes que le acompañaron en la visita que "sintieran el lugar", porque aunque parece actualmente "muy abierto, era muy cerrado, muy exclusivo" y representativo de lo que es el poder."No es un castillo pero era un lugar en el que se sentían seguros", ha asegurado.