Piernas biónicas, tecnología con corazón. El físico e ingeniero norteamericano Hugh Herr, premio "Princesa de Asturias" de Investigación Científica y Técnica, mostró ayer su lado más humano en el transcurso de la conferencia titulada "Los desafíos de la Biónica", una cita a la que el público respondió de forma masiva llenando una de las naves del Centro de Arte de la Laboral. Porque no todos los días se tiene la oportunidad de conocer de primera mano la experiencia de quien con apenas 17 años se quedó sin piernas y "doce meses después ya estaba escalando, incluso mejor de lo que lo hacía antes".

Herr llenó el auditorio de la mano de los profesores de la Escuela Politécnica de Ingeniería Ramón Rubio y Marián García Prieto, "encantados" de poner un rostro real a "materias que impartimos en la Escuela y a las que a veces les falta corazón". La emoción corrió de mano de Herr, que arrancó su exposición con una fotografía suya tomada en la cama, sin piernas, pocos días después de ser amputado.

Por encima de todo, el padre de la biónica quiso transmitir el mensaje positivo que lleva repitiendo desde que desembarcó en Asturias: "No hay personas rotas, sino tecnología limitada". De momento, porque el futuro pasa, como desgranó Hugh Herr, por la práctica simbiosis entre las prótesis y el cuerpo humano.

El científico explicó ante el auditorio las últimas investigaciones que desarrolla el MIT Media Lab, que van desde la activación de los nervios y los músculos de forma óptica, aplicando luz a las terminaciones nerviosas, o la creación de sistemas de sujeción para personas sin movilidad en las extremidades inferiores a las que, en un futuro, se las podrá tratar con células madre para regenerar sus funciones motoras. Algo que, como explicó el premiado, "ya ha sido posible en ratones y se está empezando a investigar en humanos".

El provenir de la Biónica, la ciencia "a medio camino entre el diseño y la biología", se desarrollará según Herr en un escenario en el que "se eliminará una discapacidad tras otra hasta llegar a un mundo sin limitaciones humanas".

Y se puso a sí mismo como ejemplo, cuando "en vez de pensar que estaba desahuciado y que ya no tenía futuro, volví a practicar la escalada e incluso muchos llegaron a envidiarme porque lo hacía mejor que antes", señaló. La evolución llevará no sólo a poder disponer de prótesis biónicas con las que hacer de todo, "desde andar en bici hasta caminar y correr por todo tipo de terrenos". En unas décadas "cada persona podrá diseñar sus propias identidades". Y como ejemplo citó el de Viktoria Modesta, la cantante que decidió acabar con su pierna deforme amputándola para generar una nueva identidad a través de sus prótesis.

Sin llegar a tales extremos, Herr pronosticó que cada vez más personas podrán acceder a la Biónica. Eso sí, "necesitamos políticas y leyes que eviten el mal uso de la mejora humana", enfatizó. Y tras responder a las preguntas de una decena de asistentes, recogió una reproducción del Urriellu impresa con la técnica de las tres dimensiones y se fue a visitar los laboratorios del Centro de Arte. A zancadas y con un guiño.