"Vengo a Asturias menos de lo que me gustaría, pero más de lo que mucha gente se imagina", confiesa Albert Rivera (Barcelona, 1979), enamorado de Cudillero, de las playas del Cantábrico, de los Picos y Covadonga. Ahora ve "más cerca, en un documento de investidura, lo que pensaba hace diez años", cuando entró en política, y se reconoce consciente "de que los cambios no llegan de un día para otro".

-El martes se verá con el Rey en una nueva ronda de consultas. ¿Está mas cerca el desbloqueo político de España?

-Estoy convencido. Después de dos elecciones, un año sin gobierno y un nuevo panorama político que ha venido para quedarse, sin mayorías absolutas, los españoles ya no tienen más paciencia. Hay indicios para pensar que será así. No creo que el PSOE haya destituido a su secretario general y constituido una gestora para seguir en la misma posición de antes de las elecciones vascas y gallegas. Soy optimista, aunque hay que ser prudente, España se va a poner en marcha.

-¿El pacto de 150 medidas de Ciudadanos con el PP sigue vigente pese a la carga que supone, por ejemplo, el juicio del caso Gürtel?

-Precisamente algunas de las reformas que hemos exigido al PP para apoyar la investidura reclaman que deje de pasar todo eso. Una de las medidas anticorrupción es acabar con los aforamientos en casos como el de Rita Barberá; también hemos propuesto que los imputados no estén sentados en los escaños ni en los Gobiernos y una comisión de investigación sobre la posible financiación ilegal del PP. Hay que combatir la corrupción porque es el segundo problema de España.

-¿Tienen la suficiente fuerza para tumbar la LOMCE o la reforma laboral del PP?

-Más que tumbar reformas, queremos hablar de nuevos marcos. Hay dos problemas principales, el fracaso contra el paro y en la educación. Somos el país de Europa con más paro junto a Grecia. Y en educación estamos a la cola de Europa. Hemos propuesto paralizar el despliegue de la LOMCE, unilateralmente por parte del Gobierno, y hacer lo que no se ha hecho en 40 años en España, un pacto por la educación.

-Para que haya una nueva investidura, el Comité Federal del PSOE ha tenido que forzar la dimisión de Pedro Sánchez. ¿Hinchó Ciudadanos el globo de una investidura imposible con el candidato socialista?

-Tras las primeras elecciones había un bloqueo evidente. El señor Rajoy le dijo que no al Rey. No había otra alternativa que intentar formar gobierno porque constitucionalmente, si no había debate de investidura, ni siquiera se ponía en marcha el crono para otras elecciones. En aquel momento hicimos lo correcto, que no era lo más fácil, pensar en España y no en nuestro partido. Muchas de las reformas pactadas con el PSOE están ahora en el acuerdo con el PP.

-Tampoco debe ser fácil para el PSOE desbloquear ahora la situación. ¿Detrás que hay lucha por el poder interno o sentido de Estado?

-El PSOE se escoró demasiado a una posición "anti" en vez de a una posición de país o de partido con propuestas. Ahora les cuesta mucho rectificar en 15 días o tres semanas lo que durante un año tacharon de nefasto. No hace falta ser un lince para ver que, además de una cuestión de Estado, hay un debate de liderazgos y de qué rumbo toma el partido, si pactan con los populistas o los constitucionalistas. Tampoco es malo saber que el Gobierno no podrá hacer lo que le dé la gana y que los partidos de la oposición podremos cambiar muchas leyes.

-¿Unas terceras elecciones harían mas difícil la labor de oposición al PP?

-Sería perjudicial para el país y para la ciudadanía. Asumir que se van a repetir las elecciones cada seis meses porque no hay voluntad de diálogo me parece vergonzante e inasumible. Es un escenario que ni me planteo, pero si alguien va con la calculadora a buscar esa situación se puede equivocar. La gente está muy cansada y con razón.

-¿Ha tenido ya ocasión de hablar con Javier Fernández aprovechando su presencia en Asturias?

-Ahora aún no, pero espero hacerlo. Hablé por teléfono cuando tomó posesión. La situación es compleja. Le desee suerte y acierto y le dije que si creía que Ciudadanos podría ser útil, ahora o en la legislatura, somos un partido constitucionalista. Ciudadanos, el PSOE y el PP debemos ser capaces de tener un espacio mínimo de diálogo y consenso; si no, será imposible sacar adelante la legislatura. Con Podemos es más complicado porque ellos defienden referéndum separatistas y posturas populistas.

-¿Y qué le parecen las decisiones que ha tomado Javier Fernández desde que está al frente del PSOE? ¿Está reconduciendo la situación?

-Por respeto, me cuesta juzgar lo que hacen los demás porque bastante difícil lo tienen. Pero si puede servir para echar un cable, diré que, visto desde fuera, tiene un papel difícil pero hay un poco más de calma. Aquel Comité Federal debió de desconectar a muchos socialistas de un partido que gobernó tantos años este país. Al final si hay calma se puede hablar, si sólo hay pura lucha por el poder es muy complicado. Ahora hay menos ruido y se percibe más calma. El PSOE tiene que replantearse su futuro pero no se lo pongamos aún más difícil a los que ya lo tienen bastante difícil.

-El problema de Cataluña ha tenido una influencia determinante en el bloqueo político de España?

-El desafío secesionista en mi tierra, en Cataluña, es uno de los retos más importantes de esta legislatura. Al margen de ideologías, frente a un órdago de esta naturaleza habrá que tomar medidas como las que se están adoptando en el Constitucional porque cuando la democracia no se respeta sólo quedan los tribunales. Si el separatismo sigue ese camino lo único que hace es mermar la autonomía de Cataluña.

-¿Qué tal con Ignacio Prendes?

-Estoy encantado, está en la dirección del grupo y es una de las personas en las que más confío. Su experiencia previa en el parlamento de Asturias nos está resultando muy útil. Para los asturianos que el vicepresidente primero del Congreso sea de Gijón seguro que supone un orgullo.