Si ya es complicado elegir el vestuario para una fiesta de una sola sesión, escoger vestuario para un día como el de los Premios, en el que es casi preceptivo cambiarse al menos dos veces, puede resultar una auténtica locura. Y tal vez por eso -también por la limpia estética que proporciona-, ese viejo dúo bicolor que forman el blanco y el negro fue ayer de nuevo uno de los grandes protagonistas durante la mañana y para el almuerzo previo a la ceremonia de entrega de los premios "Princesa de Asturias".

Entre los ejemplos de buen uso de estas tonalidades, por separado o acompañadas, se encuentra María Neira, directora de Salud Pública y Medio Ambiente de la OMS, radicada en Ginebra, con un vestido vainilla de la francesa Tara Jarmon, de corte "lady", muy del estilo de los que ella suele llevar. Marisol Saavedra, la esposa del portavoz del Grupo Socialista en el Senado, Vicente Álvarez Areces, apareció con una blusa de gasa crema -comprada en una tienda de Gijón, según explicó- y un pantalón negro de Missoni que, sin ser tan espectaculares como el Ulises Mérida que llevó por la tarde, bien hubieran servido para atravesar de forma regia la alfombra azul de los Premios.

La fotógrafa Inés Ybarra prefirió el vainilla para un abrigo ligero que acompañaba a un vestido con plisados inspirados en los viejos Fortuny, siempre de actualidad y esta temporada especialmente.

El negro total fue la elección de la invitada leonesa Mar García Alonso, con un mono de Oysho con los hombros al descubierto, una tendencia que causó furor durante este verano y que pervive en este otoño en el que las temperaturas moderadas invitaron a lucir sandalias sin medias, en el caso de muchas damas que optaron por pantalones. Una de ellas fue Ángeles Delgado, presidenta de Fujitsu en España, que acertó con un traje de la casa italiana Max Mara con esos dibujos geométricos tan presentes estos meses en las pasarelas europeas.

La escritora María Teresa Álvarez, viuda de Sabino Fernández Campo, rompió la monocromía con un chaquetón de cuadros. Y en blanco roto era la blusa con aberturas en las mangas que llevaba Patricia Abruña Ripollés, presidenta de la Fundación Jaime Alonso Ripollés y esposa de Jesús Alonso, presidente del Grupo Daniel Alonso. La excomisaria europea de Comercio Benita Ferrero-Waldner, de las más elegantes, matizó su vestido negro con un mantón fucsia.