El ingeniero del MIT Hugh Herr, último premio "Princesa de Asturias" de Investigación Científica y Técnica, quiere dar un paso más en la integración hombre-máquina. En los próximos meses, este hombre biónico (que camina gracias a dos prótesis metálicas computerizadas en las piernas) se someterá a una nueva operación para conectarlas al cerebro, de tal manera que pueda recuperar también el sentido del tacto. Es la nueva frontera de la biónica.

Y acaba de rebasarse, según informa la agencia SINC. Un grupo de investigadores de la Universidad de Pittsburg (EE UU) han logrado que un tetrapléjico pueda sentir los dedos de un brazo robótico que activa con su cerebro. Nathan Copeland sufrió un accidente cuando tenía 18 años. Se rompió el cuello y la médula espinal. Desde la parte superior del pecho hasta abajo quedó totalmente inhabilitado. Su vida se quedó paralizada también: no pudo ir a la universidad, empezó a necesitar ayuda para todo... Ahora, una década después, ha conseguido volver a sentir que tiene manos, y dedos, y que puede coger cosas. Siente el brozo robótico al que su cerebro está conectado casi como si fuera propio. Literalmente, mueve cosas con la mente.

La tecnología se llama microestimulación de la corteza sensorial del cerebro. Le han implantado cuatro diminutos electrodos (del tamaño de la mitad del un botón de camisa) en las regiones del cerebro donde se genera el sentido del tacto en la palma y en cada uno de los dedos de la mano. Copeland confiesa que es una sensación "extraña" pero que puede sentir cada uno de los cinco dedos de esa mano robótica. A veces lo percibe como una "sensación eléctrica" y otras como "una presión" pero, en general, vuelve a sentir que tiene dedos. El porcentaje de acierto a la otra de mover del dedo correcto está en el 84%. Por el momento, los investigadores han conseguido de Copeland sienta la presión y la intensidad de ésta, pero aún no puede distinguir los objetos calientes de los que están fríos. Ese logro, devolver el sentido del tacto, es de suma importancia pues gracias a las distintas sensaciones que nos produce este sentido los seres humanos sabemos cómo manejar los distintos objetos.

El gran logro de este trabajo es que el paciente percibe "sensaciones naturales" y, además, son sensaciones "estables". No obstante, los investigadores insisten en que aún les queda mucho para imitar los miembros naturales.