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Con la urna de las cenizas al fútbol

Sobre una muestra de 900 servicios funerarios, 560 familias eligen la incineración y de ellas 225 no mantienen los restos "en lugar sagrado"

Columbario de la iglesia de San Juan de Oviedo.

"Iban aumentando las cosas raras que se hacen con las cenizas de un difunto y yo creo que ese es el motivo del documento del Vaticano", estima Javier Gómez Cuesta, párroco de San Pedro de Gijón, acerca de la instrucción que hizo pública el martes la Santa Sede y en la que se sigue recomendando la sepultura, pero se admite la cremación siempre y cuando las cenizas del difunto se mantengan "en un lugar sagrado, cementerio, iglesia o áreas especialmente dedicadas a tal fin".

En consecuencia, la instrucción, aprobada por el Papa Francisco, prohíbe conservar las cenizas en el domicilio, o dispersarlas o convertirlas en una joya o recuerdo. Además, "si el difunto ha dispuesto la cremación y la dispersión de sus cenizas en la naturaleza por razones contrarias a la fe cristiana se le han de negar las exequias", refiere el documento.

Gómez Cuesta precisa algunas de esas "cosas raras": "Un feligrés venía a por la urna al columbario (la capilla con nichos para las urnas), y se la llevaba al fútbol, y otro hacia lo mismo para sacarla a pasear por el Muro de San Lorenzo".

El caso de la urna en el estadio no es único, pues "vi por televisión a un seguidor del Betis que también la llevaba al fútbol y la levantaba cuando metían gol", agrega el párroco de San Pedro, que igualmente sabe de casos de cenizas transformadas en joyas.

Otra modalidad que describe Gómez Cuesta consiste, además de echarlas al mar, en "esparcir las cenizas en un prado y plantar en ese lugar un árbol, como un tótem en memoria del difunto".

No obstante, no se trata de sucesos "masivos", precisa el párroco, sino que predomina el depósito de la urna cineraria en un nicho o en el columbario de la parroquia, "algo que prefieren los feligreses por tener más a mano a sus seres queridos".

Respecto a la cremación en lugar del enterramiento, Gómez Cuesta anota que "hay personas que te dejan dicho: 'Si mi familia quiere incinerarme, dígales que no". En cuanto a la supresión del funeral en el caso de los que han decidido que sus cenizas sean dispersadas, el párroco de San Pedro supone que "esas personas ya habrán rechazado previamente la fe". La dispersión de las cenizas "puede ser un gesto nihilista, como si se dijera 'con la muerte acabó todo'". En cambio, "desde sus orígenes, la Iglesia ha cultivado la oración por los difuntos, y en los cementerios", y por ello "el documento es una llamada al sentido, porque el cuerpo es parte de la persona y lo que se hace con él tiene relación con el sentido que se le dé a la muerte".

Por su parte, José Luis González Vázquez, delegado de Liturgia de la diócesis y profesor de Sacramentos en el Seminario, así como capellán del Tanatorio de Los Arenales (Oviedo), explica que "en el mundo rural prevalece la inhumación, a diferencia de las ciudades con tanatorios". Al mismo tiempo, estima que incineraciones y entierros en Asturias se reparten "aproximadamente al 50 por ciento". En cuanto al documento, José Luis González precisa que "sus indicaciones no son nuevas porque la Iglesia siempre ha sido partidaria del enterramiento, por la sepultura de Cristo". Sin embargo, "la Iglesia ortodoxa, el Islam o el Judaísmo no admiten la cremación". El procedimiento de incineración "surge en Europa Central, en países protestantes en los que la materialidad del cuerpo no reviste relevancia". Respecto al veto de exequias por la dispersión de cenizas, el delegado de Liturgia señala que "la Iglesia pide coherencia, es decir, actos sinceros de fe". González Vázquez considera también que "se está banalizando la muerte", y prueba de ello es el inminente festejo "de Halloween".

En cuanto a las cifras de sepelios o cremaciones, el gerente de Funerarias del Principado (tanatorio del Salvador, Oviedo), Francisco García Sampedro, ofrece datos sobre "los 900 servicios que prestamos al año". Así, "un 63 por ciento -alrededor de 560- eligen la incineración, y de estos, el 40 por ciento -unos 225- prefieren esparcir la cenizas". A la inversa, 333 familias optan por el entierro del cuerpo y 342 por depositar las cenizas en lugar sagrado, lo que significa unos 675 casos en concordancia con lo que pide la Iglesia.

Las cenizas "no requieren permiso de Sanidad y son de libre tránsito", explica García Sampedro, quien agrega que "en España hay poca tradición de tener la urna sobre el televisor", lo que significa que "en domicilios hay poquísimas cenizas". La incineración "es un servicio al alza, y hay más en las zonas industriales que en Oviedo, por ejemplo, en las Cuencas o en Gijón" añade el gerente. El grado de catolicismo y de industrialización son factores decisivos: "En Japón se incinera el 99 por ciento de los difuntos, pero en Italia no llega al 20 por ciento", expone García Sampedro, quien agrega que "en Galicia hay muy pocas incineraciones y ninguna en los países de la Iglesia ortodoxa, por lo cual en Grecia tienen un gravísimo problema con los cementerios".

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