El argentino Jorge Sánchez es el director de la comedia "Famélica", de Juan Mayorga, que se representa mañana viernes (20.15 horas) en el teatro Palacio Valdés y es, además, el director de la compañía "La Cantera, exploraciones teatrales".

-"Famélica" es fruto de un encargo que le hicieron a Mayorga.

-Bueno, no es del todo así. "Famélica" es fruto de un enamoramiento mutuo entre Mayorga y nuestra propia compañía. Había visto un espectáculo que habíamos hecho y se dirigió a mí: "Tenemos que hacer algo", me propuso. "¿El qué, Juan?", le pregunté. Pensé que nos iba a ceder alguno de sus textos, pero nada más lejos. "No, no, quiero escribirlo mientras lo vamos creando", apuntó.

-Vaya.

-Eso dijimos. Me dirigí a la compañía, les expliqué que Mayorga quería escribir después de que improvisáramos. Se lanzaron de cabeza.

-¿Y cuánto tiempo estuvieron trabajando?

-Pues algo así como año y medio: desde que hablé por primera vez con él hasta el momento del estreno. Pero no se crea, fue un año y medio mentiroso. Trabajábamos dos o tres veces por semana durante dos meses, luego nos dábamos vacaciones y después volvíamos al trabajo. Desde que tuvo terminada la última versión hasta su estreno pasaron tres meses.

-¿Qué le gusta de Mayorga?

-Lo que me encanta es el juego que hace con las palabras, la dinámica del texto. Eso es lo que admiramos. Desarrolla ideas con una densidad subrayada, pero sin dejar el aparato teatral de lado.

-Es lo último de lo último.

-Por un pelo no llegamos a que "Famélica" fuera incluida en el volumen de sus obras completas. Hace poco lo publicó La Uña Rota. Estrenamos en mayo de 2015.

-Y se fueron a un pequeño teatro.

-El del Barrio. Llenamos todos los días. Luego pasamos al Lara, que es semejante al Palacio Valdés. Hicimos algunos bolos y regresamos a Madrid con el fin de, al menos, mantener una función a la semana. Y ahora viene la representación de Avilés.

-Y, al final, ¿qué querían contar?

-Al principio, nada, sólo queríamos generar material escénico que sirviera como lanzadera para nuestro trabajo, pero después vinieron las preguntas. Juan Mayorga no se queda en pequeñeces. Bajo un registro humorístico o irónico dosifica ideas y reflexiones.

-Hablan de la situación laboral actual.

-Más o menos. Nos preguntamos: ¿Qué aportamos para ser mejores en nuestros puestos de trabajo? ¿Qué les sucede a las personas en plena crisis profesional? La felicidad, claro, no está en el trabajo. Pero damos un salto cualitativo. A un empresario le ofrecen entran en una sociedad paralela. Un capitalista que echa mano de los instrumentos del comunismo. Así surge la paradoja.

-Una comedia con tintes absurdos.

-Puede ser. La pregunta final es dónde nos lleva la posibilidad de replantearnos el mundo. Lo principal es revisar las ideologías.