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En la nube

La revolución de los "chatbots"

Los asistentes virtuales ganan presencia en la vida cotidiana: ellos piden la pizza o reservan el hotel

Un usuario utiliza el "chatbot" de Facebook para reservar hotel.

Charlar con un robot no es algo del futuro. Hoy ya convivimos con los denominados "chatbots", programas capaces de simular una conversación. Siri o Cortana son los avatares virtuales más conocidos pero les crecen los parientes. Gigantes tecnológicos como Facebook, Google, Apple o Microsoft apuestan por esta forma de implantar la inteligencia artificial.

Pedir un taxi o una pizza, conocer la previsión meteorológica o reservar un billete son algunas de las posibilidades que ofrecen los chatbots: conversaciones con "bots" (software de inteligencia artificial). Podemos identificarlos con la figura de un robot o asistente virtual capaz de conversar y ejecutar lo que le pidamos sin la necesidad de utilizar una aplicación para cada tarea. Buscan simplificar los asuntos cotidianos y mejorar la comunicación con las empresas aunque sus detractores apuntan a que ponen en peligro la privacidad de quienes los utilizan.

Sin duda, el 2016 ha sido temporada de chatbots. Facebook los introdujo a mediados de año en su servicio de Messenger, Apple cuenta con Siri (que ya permite enviar y recibir dinero por Paypal en su última actualización), Amazon con Alexa, Microsoft con Cortana. Si bien los bots de Facebook aún resultan demasiado jóvenes y desconocidos, su apuesta por la inteligencia artificial ya se ve reflejada en funciones como la traducción automática de textos en otro idioma. Por su parte, Microsoft trabaja en unir su asistente Cortana a Skype, su servicio de mensajería. Esto podría significar, por ejemplo, que si el sistema detecta que hablamos con alguien sobre un posible viaje se active un bot de reserva de hoteles.

Google no falla a su cita con la inteligencia artificial y alimenta su "robot parlante" con más de 2.800 títulos de novelas románticas (algunas de la asturiana Corín Tellado). Su intención es conseguir un lenguaje más natural. El asistente de Google ya está disponible en su sistema de mensajería, Allo. Preguntado por si es capaz de aprender responde que sus ingenieros le enseñan cosas nuevas cada día y que también puede recordar todo lo que le contemos sobre nosotros. En este sistema de aprendizaje se basan la mayoría de asistentes. Por ejemplo, Watson, de la multinacional estadounidense de tecnología IBM, es capaz de aprender de cada interacción. En España, CaixaBank ha implantado el primer desarrollo en castellano de Watson para asesorar a clientes en el área de comercio exterior. Los servicios de atención al cliente son una de las utilidades más comunes de estos asistentes hoy en día.

Los puntos flacos del desarrollo tienen su mejor ejemplo en Tay, un chatbot que lanzó Microsoft para Twitter y que no tardó en retirar. Tay respondía a los usuarios sin filtro, con comentarios machistas y xenófobos. Hasta la inteligencia artificial tiene sus fisuras. Mejorar y naturalizar la conversación de los asistentes es uno de los retos del futuro. En el presente, las empresas trabajan en su incorporación. De hecho, Samsung ha confirmado que incorporará un asistente personal en el próximo Galaxy S8. Aunque en Europa aún nos acostumbrados a su presencia, en Asia los usuarios ya piden sus citas médicas o realizan transferencias de dinero a través del asistente de aplicaciones de mensajería como WeChat.

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