Lluís Homar recogió este domingo, en el Teatro Jovellanos, el premio "Nacho Martínez", que concede el Festival Internacional de Cine de Gijón (FICX). Antes de la entrega del galardón, el intérprete se reunió con LA NUEVA ESPAÑA.

-Estos últimos días, algunos empleados y técnicos de Filmoteca Española han dado la alarma por lo que entienden una situación crítica de la entidad. ¿Cómo ve usted esta situación?

-No me extraña, desgraciadamente estamos acostumbrados a noticias de este tipo. Espero que lo arreglen, La Filmoteca no puede estar en esta situación: forma parte de algo imprescindible. Me parece reprobable que esto esté así. Yo sé lo que pido: aparte de los medios, sensibilidad. Y eso no es cuestión de dinero, es cuestión de actitud. Si hay la sensibilidad adecuada seguro que esto tiene arreglo, y yo espero que así sea.

-En todo caso, parece una más, un nuevo perjuicio hacia la cultura...

-Sí, sí, por eso. Lo digo desde este hartazgo. No me sorprende, pero es que yo he sido educado, y creo que como la mayoría de ciudadanos europeos, en una manera de pensar en la que la cultura es un bien de primera necesidad. Como lo es la sanidad, como lo es la educación. Entonces, que todavía haya gente que no se haya enterado de eso me entristece mucho, me enfada , me cabrea y no puedo más que decirlo. Y esperar que eso cambie. Es como si ahora Goya, o Velázquez o Picasso, dependieran de quien gobierna. Eso son valores que están ahí, que son ingobernables y eso no tendría que depender de quien gobierna. Deberían mirar a Francia. La cultura es incuestionable, y si todavía estamos ahí es que estamos en la catacumba.

-Habla de Goya, Velázquez... Pero da la sensación de que a nuestro cine, a los Berlanga o los Neville, no se les tiene en esa misma consideración...

-Tendría que ser lo mismo. Berlanga: ¿No es un patrimonio indispensable importantísimo? ¿Y Buñuel? Y tantos otros nombres. Es cansado tener que repetir, que pedir continuamente. Y más cansado aún que no se reconozca ni se apoye a la gente que hace este trabajo. Es un desastre.

-En esta cuestión del apoyo, entramos de lleno en el debate del 21% de IVA al cine. ¿Ve opciones de que se revierta esa medida o lo da por imposible?

-El cine es uno de los principales perjudicados, pero no el único. En todos los casos, es una vergüenza. Pero es lo mismo: hay que tener sensibilidad y mirar lo que pasa en Europa. ¿No queremos ser europeos? Uno sólo puede estar cabreado con esta situación.

-Hablamos mucho de la cultura, ¿Cree que esa cultura común que nos une a los catalanes y al resto de españoles puede ayudarnos a encontrar una solución al problema territorial?

-Sí. Si cultura es sensibilidad, indudablemente que sí. Yo creo que desde la sensibilidad, que apelar a la sensibilidad quiere decir escuchar, sentarse, buscar y encontrar los puntos en común, aceptar las diferencias€ indudablemente, indudablemente.

-Hablemos de cosas más agradables: Hace unas pocas semanas presentó su nuevo filme, "Anomalous". ¿Puede hablarnos un poco de él?

-Me parece que es un buen proyecto. Detrás está un joven director, Hugo Stuven, que tiene un lenguaje propio, un universo personal. Se mueve con seriedad, equilibrio, elegancia€ creo que es alguien a creer en cuenta. Es una película, como en el resto que he hecho, en la que he echado el resto, entregándome, trabajando en inglés, dándolo todo€ en definitiva es mi manera de ser, de trabajar. Es un proyecto serio, que puede gustar más o menos, pero que puede llegar. Yo lo he vivido desde dentro y hay gente seria detrás de la parte artística. Luego está la parte de la producción, de cómo se estrenan las películas, y creo que ahí no se está a la altura. Se ha estrenado de una manera que esta película no se merece.

-A Asturias, de hecho, creo que no ha llegado...

-Es un despropósito.

-Esta película llega después de unos años, desde su Goya por "Eva" en 2011, en los que le hemos visto poco en cine. ¿Fue una decisión personal o tiene algo que ver con ese parón que muchos actores padecen tras recibir un gran premio?

-En mi caso ha coincidido, aunque no creo que sea sólo eso porque yo no creo en estas cosas. Pero es verdad que después del Goya ha venido una etapa... Aunque hice "Mi familia italiana", un proyecto muy bonito que rodé en Italia, dirigido por Cristina Comencini. Pero es una mezcla una coincidencia también porque yo me movía más en una franja de películas que ahora hay menos: películas de presupuesto medio, exceptuando a Almodóvar y algo más, trabajando además bastante con directores noveles... Pero también me ha pasado que hubo un momento en que cualquier cosa, por el hecho de ser cine, era como volver a empezar mi carrera. Y llegó un momento que dije: "No, hay cosas que las he hecho vez pero dos no las voy a hacer". Y entonces ha sido también mi vuelta al teatro, que lo tenía un poco abandonado, la televisión también ha influido... Ha ido así, ha sido una mezcla de factores y ahora este reconocimiento aquí en Gijón me viene muy bien, porque es como cerrar una etapa. Yo cuando pienso en mi etapa cinematográfica, dejando de lado "Mi plaza del diamante" que hice con 24 años o mis colaboraciones testimoniales que hice con Mario Camus, Pilar Miró o incluso Vicente Aranda, cuando realmente me pongo en el mundo del cine fue cuando hice "Valentín", de Juan Luis Iborra, que despuésviene ya enseguida "La mala educación", la primera con Almodóvar. Y eso ha sido como una etapa, porque fue de unos quince años para acá, y son los que tiene mi hijo mayor. Dicen que los niños vienen con un pan debajo del brazo, y a mí me pasó con esta etapa más cinematográfica. Por eso este detalle bonito del Festival de Gijón es como dar sentido a una etapa en la que yo siento que he dado mucho en la medida de lo que yo he podido, porque es mi manera de ser. Aunque sí que pasa que en teatro y televisión siento que he podido mostrarme más, y quizás en cine sí que quizás ha sido una etapa, quince años que ha sido más variado. Me gusta. Así que este premio se lo dedico a estos quince años

-Aparte, en teatro no para...

-Si, es un año muy de teatro. Estoy con "Tierra baja", que estuve aquí, en el Teatro Jovellanos, hace poco más de un mes. Además, tengo a punto de estrenar "Las bodas de Fígaro" en Barcelona, una reposición de un espectáculo emblemático del Teatro Lliure, que yo soy ahora el encargado de dirigirlo. Estaré en Madrid con "Las brujas de Salem", de Arthur Miller, con la dirección Andrés Lima. Y luego, en el mes de mayo, en Barcelona, haré "Ricardo III", de Shakespeare, con la dirección de Xavier Alberti.