El director francés Thomas Kruithof protagonizó ayer la primera charla-café del Festival Internacional de Cine de Gijón (FICX) previo a la proyección de su ópera prima "La méchanique de l´ombre" ("La mecánica de las sombras"), una película de suspense, no de hechos reales, inspirada en la década de los ochenta sobre la relación entre política y el papel de los servicios secretos.

Este largometraje, que llegará en enero a las pantallas francesas y en primavera a España, narra la vida de un contable que tras un tiempo en paro y merodeando el alcoholismo se adentra en el "mundo opaco y resbaladizo de los servicios secretos galos y la utilización política de los mismos en favor propio, ajenos a los intereses generales". Un personaje que poco a poco toma conciencia de lo que sucede alrededor.

"Manipula porque le han manipulado, miente porque le han mentido, el protagonista despierta cuando toma conciencia de su papel en el complot", describe Kruithof sobre el protagonista de su largometraje, un trabajo que durante el coloquio resumió como "lo más difícil apasionante que he hecho en mi vida".

La película, en palabras de su director, contribuye a que el espectador "se haga las mismas preguntas que el protagonista a medida que avanza la historia para buscar una solución al misterio, que ninguno sepa más que el otro al ir descubriendo la historia del personaje". "No hay nada que más me moleste en un thriller que no me dejen ir deduciendo con el personaje", argumenta el director galo a quien los cinéfilos que ayer le acompañaron durante su charla sitúan como futuro del cine francés.