Autor de casi una veintena de películas y de numerosos trabajos para televisión y teatro, Jan Hrebejk es uno de los nombres importantes del cine checo. Praguense de 1967, el director regresó ayer con su última película, "The teacher", al Festival Internacional de Cine de Gijón (FICX). Vuelve después de dos décadas. Y con una de los títulos seleccionados para competir en la sección oficial del certamen. La cinta, rodada en los interiores de un gran edificio de Bratislava (Eslovaquia), ofrece una disección moral de los últimos años del comunismo en la extinta Checoslovaquia. Y lo hace a través del particular reino de terror que impone una maestra y ortodoxa comunista, María Drazdechova, y el intento de suicidio de un alumno.

"Lo que he querido mostrar es la fuerza destructiva del mal", aseguró ayer Jan Hrebejk, quien se sintió halagado por la comparación que sugiere "The teacher" con algunas de las historias que ha novelado con gran éxito internacional el novelista Milan Kundera, recurrente candidato al premio Nobel de Literatura. La médula de su película, en la que hay también líneas de conexión con "Doce hombres sin piedad" (el drama de Reginald Rose llevado también al cine), puede verse, más allá de la localización en un país y en un sistema político determinados, como una fábula de traducción universal. El guionista Petr Jarchovský -colaborador habitual en los trabajos de Hrebejk- ha dicho que escribir esta pieza le ha llevado treinta años, el lapso de tiempo que ha transcurrido desde que imaginó por primera vez este relato.

"El asunto parte de un hecho real que me contó Petr hace exactamente esos años, cuando nos conocimos en el instituto", explicó el director, quien se manifestó crítico con los sistemas soviéticos que empezaron a desmoronarse en Europa del Este con la caída del Muro de Berlín, en 1989. "El comunismo y el nazismo se parecen, ambos sistemas son una representación del mal", aseguró, después de hacer resaltar que "nada quedó" de los ideales comunistas una vez en el poder. "El gran tema de la igualdad se redujo a la nada y lo que hubo fueron juicios, exclusión y penas de muerte".

Jan Hrebejk, que tiene edad para haber conocido los sistemas educativos de la Checoslovaquia socialista (los tanques de la antigua URSS sofocaron la revolución que se había producido desde el mismo comunismo checo, la llamada "Primavera de Praga", en 1968) indicó que una de las dificultades que se vio obligado a resolver como director de este filme fue la creación de esa "atmósfera de amenaza" que marca estilísticamente el filme. Es una obra de interiores en clave de drama y con un destacado trabajo actoral. Como ocurre con muchas de las películas que concurren este año en la sección oficial del FICX, también "The teacher" llega a Gijón con algún premio. Zuzana Mauréry se llevó el galardón a la mejor actriz en el festival de Karlovy Vary. "Lo cierto es que sólo dedicamos dos días de ensayos a trabajar con los actores; lo que sí fue complejo ha sido ese rodaje en interiores", confesó el realizador.

Pese a lo que pueda inducir a pensar el formato y el meollo argumental de "The teacher", Jan Hrebejk es un autor que se ha desplegado en distintos géneros cinematográficos, incluida la comedia. "La verdad es que no veo mayores diferencias entre un género y otro, ahora bien y aunque parezca una paradoja, con lo que más me divierto siempre es con el drama", contó el realizador. Y más: "Cuando haces una comedia te queda siempre la duda de si los espectadores lo pasarán bien o no".

Un sector de la crítica ha considerado un acierto de "The teacher" la construcción del personaje del héroe de la película, un maltratador infantil. No hay personalidades de una pieza. Esa ambigüedad moral da consistencia a la propuesta. "Lo que me interesaba era contraponer el carácter del héroe con sus debilidades; lo interesante, creo yo, es esa ambivalencia", dijo Jan Hrebejk. Y añadió: "En mi país, sin embargo, se ha subrayado ese relativismo". Es una planteamiento que el director comparte con su principal colaborador y amigo, el guionista Petr Jarchovský: "En su trabajo aparece siempre esa ambivalencia; hay una necesidad de señalar el lado positivo de los malvados y, a la vez, mostrar las debilidades humanas de los héroes".

Otro de los escollos que debió sortear Jan Hrebejk para rodar "The teacher" fue dar con un espacio que pareciera una escuela soviética de los ochenta. Lo encontró en Bratislava.