Si Marea negra se hubiera rodado en los años 70, cuando las pantallas se llenaron de cine catastrofista (y habitualmente catastrófico) el director sería algún artesano venido a menos como Mark Robson o Ronald Neame y el reparto estaría lleno de viejas glorias como Henry Fonda, no faltaría George Kennedy y quizá saliera Charlton Heston marcando pectorales. Y seguramente sería más divertida que esta correctísima pero apagada obra del responsable de la horrenda Battleship. Quienes esperen un rápido despliegue de efectos especiales se llevarán un buen chasco porque la mayor parte del metraje está dedicado a exponer el preámbulo de la gran tragedia, con largas explicaciones técnicas que invocan al tedio en más de una ocasión, y que sólo empieza a animarse cuando sabemos que la tragedia es inevitable e inminente. El buen trabajo de un Kurt Russell felizmente recuperado para la causa, un John Malkovich menos sobreactuado que de costumbre y un Mark Wahlberg aceptable sostienen el tinglado antes del explosivo desenlace, sin duda impresionante.