Con treinta años cumplidos es ya una de las referencias insoslayables de eso que algunos empiezan a llamar nuevo cine español o "cine low cost", pese a que esta última etiqueta no guste mucho a sus componentes. La expresión es sólo una referencia a la precariedad económica de partida -obligada y no elegida- con la que realizadores como Carlos Vermut o Juan Cavestany pelearon desde el principio. Y a que, pese a esas insuficiencias presupuestarias, han dado algunos títulos deslumbrantes. Es también el caso del vitoriano Pablo Hernando (1986), al que el Festival Internacional de Cine de Gijón (FICX) dedica, pese la juventud del director y guionista, una retrospectiva.

"No sé si hay un movimiento cinematográfico (español) nuevo; lo que pensamos es que queremos hacer cine y lo hemos venido haciendo así, un poco a salto de mata", explicó ayer Pablo Hernando. "No hay dogmas comunes, ni decálogos; lo que tenemos en común es el mismo deseo de hacer cine y de que nos hemos tirado a hacerlo en plan kamikaze". El FICX ha programado los cortos "Efecto Kuleshov: segundo experimento", "Agustín del futuro" y "Magia", además de los largometrajes "Cabás" (2012), "Berseker" (2015) y "Esa sensación" (2016).

¿Hay rasgos generacionales comunes? "Compartimos un cierto sentido del humor y una fascinación por ciertas cosas", respondió Pablo Hernando, para quien hay, además, una vocación compartida. "Te acabas juntando, pero cada uno tiene su estilo", precisó.

El director del festival, Nacho Carballo, justificó ayer la decisión de montar esta retrospectiva, pese a la juventud de Pablo Hernando, porque dentro de unos años, "estará entre los grandes maestros". Para el programador principal del FICX, Jorge Iván Argiz, el cine del director vasco "encaja en la línea" del cine que interesa y apoya el certamen gijonés. Y más: "Es de los que dice que tiene una historia que contar y la cuenta; se habla mucho de la crisis, pero es un ejemplo de que a veces se impone el talento".

"Lo cierto es que con equipos pequeños y las limitaciones a las que nos enfrentamos se crea un entorno familiar; el equipo es tu familia y se crea una relación bonita", explicó Pablo Hernando. Una ventaja. Y otra: "Sé, por ejemplo, que no voy a poder tener un zoológico para rodar, pero lo bueno es que tampoco tendré filtros que me condicionen; la verdad es que esa libertad mola bastante, porque yo entiendo que si alguien pone dinero, esté preocupado". A eso se le llama hacer de la necesidad virtud: "Es liberador no tener ese peso".

Pablo Hernando es un defensor de los cortos, que seguirá haciendo: "Sí, quiero alternar largos y cortos, y, de hecho, mi último trabajo es un videojuego; hay historias que encajan en un corto y se puede saltar de una cosa a otra". "Antes, los cineastas empezaban así: haciendo cortos. Y sólo más tarde se abandonada este formato para hacer largos". El director habló también de la formación cinematográfica en España y de su caso: "Estudié Comunicación Audiovisual en Bilbao y, entonces, la queja más habitual era que teníamos pocas horas de prácticas; curiosamente, los que hacíamos cortos somos los que nos acabamos dedicando al cine".