Imaginen una casa en la que la madera natural domina la escena. Las vigas de los artesonados de los techos son gigantescos troncos de secuoya sin pulir, los marcos de las ventanas son simples cuadrantes de pino y las mesas coquetean con la textura de la caoba y el pino.
La casa, un acogedor refugio de montaña reformado por Richard Hallberg para los coleccionistas y filántropos Jane y Marc Nathanson, se encuentra en Aspen (Colorado), lugar plagado de residencias espectaculares en el que cuesta trabajo impresionar con arquitectura y decoración.
Esta vivienda lo consigue, tanto con los elementos que la componen como a través de la historia que atesora. Los troncos que enmarcan la sala de estar y la entrada fueron rescatados de las brasas de un incendio devastador que afectó al Parque Nacional de Yosemite hace años.
Hallberg sustituyó las duras paredes de roca de río por madera y tapizó los sillones con pieles con pelo que aportan la calidez que requiere el lugar. Los dueños de la casa, propietarios de numerosos inmuebles, querían reformar la casa en la que sus hijos jugaron durante su niñez en contacto con la naturaleza y se llevaron una grata sorpresa con los resultados. Aunque una casa como la de los Nathanson no está al alcance de todo el mundo, es posible tomar buenas ideas para sacar todo el partido a los revestimientos de madera, duraderos y fáciles de mantener, ideales para colocar en cualquier estancia de la casa y resistentes a las modas. Firmas como la española Zara Home se han apuntado a la moda de la madera natural con una colección de muebles, totalmente rústicos, que parecen recién sacados de un bosque. La clave para encajar estas piezas en un piso de ciudad estriba en colocarlas en enclaves confortables, con alfombras y tapicerías que suavicen su rudeza.
