Otro bar de los de toda la vida que cumple dos papeles fundamentales en la villa, cafetería por la mañana y la tarde, y un lugar perfecto para tomarte las primeras copas de la noche. En el Bar Azul como ocurre en muchos de los establecimientos de Cangas, conocen perfectamente la celiaquía porque les toca de cerca, así que si eres celiaco y quieres desayunar un buen bizcocho casero, no tienes más que pedirlo. Después, es una buena idea dar un paseo por la villa, comer y cenar en cualquiera de los restaurantes del reportaje, y volver al Azul para empezar la noche con una cervecita sin gluten.

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