"Forma Antiqva", el grupo asturiano de música clásica formado por Aarón, Daniel y Pablo Zapico, acaba de publicar "The volcano symphony", una obra que combina instrumentos y conceptos entre la música antigua y la contemporánea. Un trabajo muy sólido compuesto por el maestro holandés Ernst Reijseger que ha supuesto una gran experiencia para el grupo. "Es un proyecto de 'Forma Antiqva' sobre una idea de la discográfica Winter & Winter, que es muy poco ortodoxa y siempre intenta innovar. Y lo hace no sólo el campo de la música antigua, sino en general con cualquier música", cuenta Aarón Zapico a LA NUEVA ESPAÑA, que añade: "La obra de Ernst Reijseger es un monográfico, un poema sinfónico dividido en once partes, que son las que se incluyen en el disco. Nació tras una idea de Stefan Winter, el director artístico de la compañía discográfica".

Dice Zapico que esa sensación de trabajar con el compositor y combinar instrumentos antiguos con contemporáneos fue "una experiencia fantástica, especialmente el poder trabajar con compositores contemporáneos que están vivos. Nosotros habitualmente trabajamos con autores que llevan 300 años muertos. Ver al compositor y poder trabajar con él fue magnífico. Además, es muy generoso y humilde". Un compositor con el que contactaron a través de la compañía discográfica. "Ya lo conocíamos de nombre porque es un autor de cierta importancia", desvela el músico asturiano.

Zapico define la obra como un "poema sinfónico que nace sobre la idea de los volcanes en la tierra, con su concepto filosófico, también un poco del religioso que se tiene en lugares como Hawai acerca de los volcanes, con temas como la diosa de la lava. Es una especie de historia alrededor de los volcanes, los mares de lava que no se mueven, esos paisajes negros, esa quietud. Trata de demostrar un poco todo lo que sugieren esos ambientes" naturales.

La experiencia de la grabación fue amplia en todos los sentidos, además de conseguir sensaciones distintas a las de otros estudios. "Grabamos en Madrid en el Estudio Uno de Colmenar Viejo, donde graban todos los importantes del pop/rock. Es un estudio alucinante. Y allí estuvimos en julio del año pasado. Lo hicimos los tres hermanos y la orquesta. El núcleo es siempre orquesta con los tres Zapico. Pero en este disco hay de todo: cuatro flautas de pico, quinteto de cuerda, dos clarinetes, tubas, trompeta, trompa... Es un maridaje instrumental. Es curioso ver una tuba con un violín barroco o a un percusionista que utiliza juguetes de niño para crear efectos. Es una especie de orquesta moderna mezclada con orquesta barroca. La sonoridad es muy diferente a lo habitual. Me suena a estas orquestas del cine de los años sesenta y setenta. Es un poco peculiar".

Por todo lo dicho, Aarón Zapico aclara conceptos: "No lo catalogaría como música barroca ni mucho menos; es una descripción poética; es otro tipo de música muy contemporánea aunque no con un leguaje rompedor, iconoclasta en el más amplio sentido de la palabra".

Otra de las experiencias reconfortantes fue la participación del compositor en la grabación, "incluso toca en alguna pista", dice Aarón Zapico. "Estuvo allí viendo el proceso de grabación. Y hubo momentos que tanto el director artístico como él lloraban de la emoción. Una pasada. Fue un regalo" para 'Forma Antiqva'".