"Como decía Van Gogh en una carta a su hermano Theo, 'me las he visto muy mal pintando, a causa del viento, pero até mi caballete a una estaca que había en el terreno y seguí trabajando igual: es muy bello'. Gracias por esta hermosa estaca a la que me permitís ahora atar mi caballete de versos". Una estaca en forma de premio, el de las Letras 2016, que entregó ayer la Asociación de Escritores de Asturias al poeta ovetense Fernando Beltrán. Y así lo agradeció. Una ceremonia en la que también se concedieron los premios de la crítica a los poetas Francisco Álvarez Velasco y Xuan Xosé Sánchez Vicente; a los autores de narrativa Mirta Chamorro y Vicente García Oliva, y el premio a la columna periodística, que otorgaron a José Luis Argüelles Argüelles, periodista de LA NUEVA ESPAÑA.

Beltrán estaba muy emocionado, como acostumbra con las cosas que le tocan el alma. Y este premio no iba a ser menos. Un galardón "con el que no coronáis trayectoria alguna, sino que estimuláis al premiado para que insista en su brecha: abrirse por dentro, poner sus entrañas sobre la mesa, trocearse en mil palabras". El galardón de las Letras de Asturias 2016, que se le entregó en el Aula Magna de la Universidad de Oviedo, premia la trayectoria profesional de Beltrán "porque su vida es poesía; su voz poética es entrañable y universal", según el fallo del jurado.

En su discurso, Beltrán habló de la lluvia, del agua que siempre le persigue desde que se crió en Oviedo y pintó, según leyenda familiar, sus primeras palabras en el vaho de los cristales. Una lluvia que sigue colándose en sus zapatos, provocándole "una pulmonía incurable" con la poesía, inspirada en las metáforas de su infancia, "aún intactas". Además, dedicó el premio a su esposa, Elena, y a sus dos hijas.

La ceremonia, presentada por el poeta Lauren García, pretendió "llamar la atención de la gente, invitarles a consumir buena literatura, de la que se hace en Asturias", expresó Esther García, escritora y presidenta del colectivo. García también invitó a reflexionar sobre la falta de promoción de libros de autores asturianos en bibliotecas, librerías, editoriales y medios de comunicación.

En cuanto a los distinguidos, el premio de la crítica a la columna periodística se lo entregaron al periodista de LA NUEVA ESPAÑA José Luis Argüelles por su dilatada carrera periodística, así como por su singular estilo literario, reconocible en sus columnas, con una forma de creación propia y referente generacional. Argüelles reconoció sentirse honrado por estar rodeado de poetas y escritores a los que admira. Manifestó que es un honor ejercer a diario el oficio del periodismo. Argüelles defendió el papel del periodismo como garante de la calidad democrática en los países y conminó a realizar un trabajo basado en la verdad y por y para los lectores. "Doy las gracias a los maestros que me enseñaron y a quienes hacen que pueda seguir disfrutando del periodismo", aseguró.

Los Escritores de Asturias también otorgaron el premio de narrativa en castellano a Mirta Chamorro por su obra "Once voces humanas". Ella lo agradeció comprometiéndose a seguir escribiendo en Asturias, su tierra de adopción. En concreto, Candamo, desde donde escribe las historias que rondan su cabeza. "Hay premios buenos, muy buenos e íntimos y, éste, que tiene las tres cosas", afirmó. En narrativa en asturiano, el premio fue para Vicente García Oliva por la obra "La vida de siempre".

En poesía, fueron Francisco Álvarez Velasco y Xuan Xosé Sánchez Vicente, los premiados por la crítica. El primero en castellano con el poemario "Gregor Samsa frente a la ventana" y, el segundo, en asturiano con el título "De les hores y les memories". "Los premios animan las inseguridades que el poeta siempre tiene, es un refuerzo a seguir y se gana algún lector, pues escribimos para tener lectores", resumió Álvarez Velasco. Por su parte, Xuan Xosé Sánchez Vicente leyó uno de los poemas del libro con el que ha sido premiado porque "no hay buena obra que no tenga su castigo, así que leeré un poema", dijo.

Los escritores premian a sus compañeros en una ceremonia que es un alegato por la buena y diversa literatura, escrita entre los límites de Asturias.