El director artístico Gil Parrondo presumía como pocos de su Luarca natal. Cuentan los profesionales y amigos que le conocieron en vida que siempre recalcaba que era "asturiano" y, en concreto, "de Luarca". La villa que quiso que fuera en muchas ocasiones decorado de sus películas (no siempre lo consiguió) espera poder darle un sentido homenaje. El Alcalde, Simón Guardado, confirmó ayer que sus cenizas podrían descansar para siempre en Luarca. "Desde luego, estaremos orgullosos", indicó el regidor, quien señaló que el Ayuntamiento ya ha ofrecido a la familia un panteón de propiedad municipal.

Gil Parrondo mostró en varias ocasiones su interés por descansar para siempre en Luarca. En la capital de Valdés nació y vivió siete años. Allí volvió en varias ocasiones para recordar su niñez. También visitó con relativa frecuencia Cortina y San Feliz, donde residían sus primos. Fue un gran amigo, y no sólo por ser familia, de la poetisa valdesana fallecida en 2009 Nené Losada. En el Occidente asturiano cultivó otra de sólidas amistad, la que tuvo con el también fallecido pintor Álvaro Delgado.

Gil Parrondo es Hijo Predilecto de Valdés desde 1994 y en las paredes del salón de plenos del Ayuntamiento cuelga uno de sus retratos, obra de Álvaro Delgado. El exalcalde de Valdés, Jesús Landeira, vivió en primera persona aquel momento. "Era un ilustre del concejo", indicó ayer Landeira, quien recordó a Gil Parrondo como una persona cercana, "muy asturiana y muy luarquesa".

El cineasta Antonio Giménez-Rico también tuvo palabras de despedida para el que consideró un amigo íntimo. Giménez-Rico destacó el "entusiasmo de una persona que estuvo lúcida hasta casi el final de su vida". "Si en algo destacaba este asturiano era su capacidad de implicación. Trabajaba para una superproducción americana y para una película española con la décima parte de presupuesto con el mismo entusiasmo", dijo. "Era el técnico más joven, entusiasta, ilusionado, dinámico, competente y trabajador con el que he tenido el privilegio de trabajar", opinó.

El decorador volvió a Luarca hace cuatro años para inaugurar la calle que lleva su nombre. Entonces, aplaudió con mucho sentimiento el acto y dijo que si de algo estaba orgulloso era de su familia. Pisó esa calle acompañado por sus hijos sus hijos Inmaculada y Alberto Parrondo. Antes y tras ver un video que repasó su historia y se proyectó en el salón de plenos, se emocionó. "La hermosísima Luarca", como se refirió a su villa natal, le rindió entonces un homenaje que ya no esperaba.