La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Polémico cine de muertos vivientes

La "resurrección" digital de celebridades en películas, como sucede en "Rogue One", alimenta un intenso debate ético sobre los usos de su imagen

Polémico cine de muertos vivientes

Quizás el fruto más notable del "año que no tuvo verano" -aquel 1816 en el que Europa, a consecuencia de la erupción del volcán Tambora, padeció un interminable y crudo invierno que multiplicó las hambrunas- fuese la novela "Frankenstein, o el moderno Prometeo", de Mary W. Shelley. Convertido ya en parte de un legado cultural universal, el relato reflexionaba sobre las consecuencias, tanto éticas como de otros tipos, de resucitar a los muertos. Dos siglos después, el cine ha usurpado el lugar de Victor Frankenstein y periódicamente, unas veces por necesidad y otras por cuestiones más controvertidas, nos sorprende con inesperadas "resurrecciones" de celebridades del pasado. Una práctica llevada al extremo en "Rogue One", la nueva película de "Star Wars", con la recuperación digital del actor Peter Cushing, lo que ha generado un intenso debate sobre los límites de la representación.

La polémica ha arreciado en los medios de todo el mundo, lo que ha llevado a Lucasfilm, productora de la película, a defenderse alegando que se trata en realidad de "una forma de maquillaje digital", ya que los rasgos de Cushing se han superpuesto, mediante el uso de la técnica digital conocida como CGI, sobre el rostro del actor Guy Henry. La productora sostiene además que la presencia de Cushing era necesaria para mantener la coherencia de la saga.

El debate no empezó con "Rogue One", aunque se ha agriado con esta película. De hecho, las operaciones de "resurrección" de actores muertos se realizan desde hace décadas. Uno de los primeros ejemplos señeros se lo debemos a Ed Wood, quien tuvo que improvisar con unas grabaciones caseras y un doble para completar su "Plan 9 del espacio exterior" tras la muerte de Béla Lugosi.

La presencia de dobles anticipó pues la solución digital para completar los filmes tras la pérdida de uno de los intérpretes. El uso de los nuevos medios cobró fuerza en 1993, cuando Brandon Lee murió accidentalmente en pleno rodaje de "El cuervo". Algo similar ocurrió con Oliver Reed, que falleció tras una épica borrachera en Malta durante la filmación de "Gladiator", y con Paul Walker, cuya participación en "A todo gas 7" se completó mediante una mezcla de medios digitales y artesanales, con su hermano como doble, tras fallecer en un accidente de coche.

Otra película que marcó un hito en esta línea fue "Forrest Gump", que popularizó la técnica inversa: insertar a un actor en secuencias históricas. Una vertiente que han explotado ficciones como la serie española "Cuéntame". En estos casos, las operaciones se explican por necesidades del guión, algo a lo que también aluden los responsables de "Rogue One" para el rejuvenecimiento de Leia. Una maniobra, esta última, que también tiene antecedentes: los más recientes, el de Jeff Bridges en "Tron: Legacy" y el de Arnold Schwarzenegger para las nuevas entregas de "Terminator".

Pero más allá de estos casos, hay otros filmes en los que se entra en el pantanoso terreno de los "homenajes" y de la búsqueda de un beneficio económico. El antecedente más claro es "Juego con la muerte", filme que Bruce Lee dejó inacabado a su fallecimiento, en 1973, y que cinco años después Robert Clouse, escrúpulos aparte, completó saqueando material de otros filmes, usando dobles e, incluso, encajando de manera "artesanal" un plano de la cabeza de Lee en el cuerpo de otro actor. La publicidad daría otro paso adelante en esta línea al revivir a diversas estrellas del Hollywood clásico para promocionar sus productos. En 1992, Coca-Cola difundió dos anuncios para promocionar su refresco Diet. En el primero, Elton John tocaba junto a Louis Armstrong en un local en el que destacaba la presencia de James Cagney y Humphrey Bogart; en el segundo, Paula Abdul bailaba con Gene Kelly y Groucho Marx, para deleite de Cary Grant. Algo más de una década después, Ford "revivió" a Steve McQueen para dos anuncios, usando el metraje del filme "Bullitt".

Entre medias, otro filme marcó un nuevo hito: "Sky Captain y el mundo del mañana" (2004). La película contaba con un villano de excepción: Laurence Olivier, fallecido quince años antes. En aquella ocasión, la maniobra se vendió como un homenaje, algo a lo que también aluden los defensores de "Rogue One".

En el caso de Cushing, se da además la circunstancia que su personaje, Tarkin, ya aparece, emulando sus rasgos, en la serie de animación "Rebels", sin que ello haya generado polémica alguna. Por eso, hay otra cuestión de fondo: si lo que molesta es el uso de la imagen de un actor fallecido o el hecho de que se haya hecho por medios digitales, en vez de sustituir al intérprete por otro actor maquillado o, cuando menos, parecido.

Lo que nadie duda, en todo caso, es que esta práctica abre la puerta a un uso indiscriminado de estas técnicas. Algo en lo que la saga "Star Wars" tendrá de nuevo mucho en lo que decir, ya que el recientemente fallecimiento de Carrie Fisher le sitúa en una encrucijada, siempre y cuando Leia no perezca en el Episodio VIII: modificar los guiones de las próximas entregas para asimilar la pérdida de la actriz, o bien articular una solución análoga a la practicada en el caso de Cushing.

Compartir el artículo

stats