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AVELINO LÓPEZ | Cantautor, periodista y escritor

"Llevo mal la nostalgia; he hecho un flashback, pero hay que vivir la realidad, también cruda"

"Julio Cortázar, hombretón con voz y delicadeza de niño, me dijo en París que debía una visita a la Revolución del 34 y a Oviedo"

El cantautor Avelino López, ante la Facultad de Pedagogía de Oviedo. IRMA COLLÍN

-¿Cómo está usted?

-Como en mi casa, porque empecé a escribir y a leer a través de LA NUEVA ESPAÑA, que traía a Latores un rengo, Fígaro, que cortaba el pelo y rapaba la barba a los empleados de la Unión Española de Explosivos. Me enseñó a leer un vecino, Álvaro Iglesias Pueyo, luego párroco de San Juan el Real de Oviedo.

Avelino López Díaz (1947), Avelino, cantautor, publica "Lápiz de trazo grueso", un relato de la posguerra, en parte con sus recuerdos, en parte con las historias que le contaba en su taller de carpintería Amado el Roxu...

-... pariente muy cercano, un guardia de asalto fiel a la República que se echó al monte, lo detuvieron en Les Cuerries de Beloncio y lo trasladaron a la cárcel de Oviedo y a Tabacalera de Santander, habilitada como prisión.

-¿Cuándo salió?

-En 1942. Medió don Julio, un dominico. Estaba casado "por el parapeto", por lo civil, y para salir fue condición que se casara por la Iglesia. Era primo del alcalde de Llanera, Pepe Suárez, cuya mujer, María Luisa, era íntima de Carmen Polo. Las historias que me contó, hoy, pasan en Alepo.

-¿Por qué recordar ahora?

-Nos hacemos mayores... Fue una época dura, pero muy querida en una zona muy republicana.

-De la que salió un conde.

-Conocí a Sabino Fernández Campo con charreteras de militar. Luego fue a vivir a Buenavista.

Avelino evoca la hermosa escuela de Llamaoscura, a la que le llevaba Tante, abuelo de Fernando Alonso, de "los Canarios" del Caleyu, para que no pirara.

-Mi madre era ama de casa y mi padre, uno de los 1.800 empleados de la fábrica de La Manjoya. Recuerdo el paso de los trenes de carbón pintado de blanco para que los necesitados no lo tiraran a la vía y lo recogieran, y a las carretonas que vendían "cacahuetes turradinos" en la estación del Vasco, que tenía una cantina que parecía París.

-Bien lo puede decir.

-Sí, fui a París en 1969 interesado por la poesía y los cantautores. Antes, viví ocho meses en Bélgica. Estaba con Raúl Díaz, un anarquista catalán que me presentó a Paco Ibáñez, quien a los 82 años sigue con la misma historia de poetas malditos. Conocí a Pasionaria y a Carrillo en 1975 en el club García Lorca de Bruselas.

-París.

-Fui al exilio cultural porque yo estaba algo prohibido en Oviedo como cantante. Allí Julio Cortázar, un hombretón con voz y delicadeza de niño, me dijo sobre 1934 "le debo una visita a esa Revolución, que tiene esa ciudad: Oviedo". Los que más me enseñaron fueron los del "Cuarteto Cedrón", de Buenos Aires, que huían de la Triple A por una canción sobre la matanza de Trelew (asesinato de 16 presos de izquierdas).

-¿Qué aprendió de ellos?

-A leer a Borges y mi repertorio tanguista. En "Un tal Lucas" Cortázar habla de cómo vivían los "cedrones", donde vive un argentino viven 30, un quilombo.

-Se relacionaba bien...

-Rogelio, el hermano de Paco Ibáñez, un atorrante con taller de carpintería, me dijo "te voy a presentar a un hombre importante que es amigo de mi hermano. ¡Chanpol!, ¡Chanpol! Era un señor mayor con la mirada extraviada, una plantita en la mano y una mujer al lado. Entonces no había móviles y no pude hacerme la foto con Jean-Paul Sartre. París ya no era tanta fiesta como cuando Hemingway. Los alquileres eran caros y yo cantaba en la escalinata del Sacré-Coeur con la bandera de la República delante y un cartel de "Por la libertad de España". Por eso soltaban dinero.

-Había empezado con la guitarra que le regaló su madre.

-Una Soloist -2.000 pesetas de 1960, valenciana, descafeinado de las Fender- que vendía un sargento del Milán. Aprendí a tocarla pegando el oído al tocadiscos. Blas Herrero, que fue socio mío por la licencia de radio en Tapia de Casariego, me propuso que escribiera para su editorial un libro sobre los dos bares Cecchini -el de Uría y el del Oviedo Antiguo-, donde muchos aprendieron a tocar la guitarra o el primer porro.

Tocó en "Los Siderales" a partir de 1967 en la discoteca Canary de Fernando Martín.

-Dave da Costa me enseñó que existía Jimi Hendrix y a cambiar y estirar las cuerdas.

-Volvió a España antes que la democracia.

-Arturo Gutiérrez de Terán organizó unos conciertos en la zona del Occidente y me di cuenta de que la Policía me vigilaba. Un agente me miraba las letras cada vez que iba a cantar al Club Cultural de Oviedo, que presidía José Troteaga, luego presidente de la Caja de Ahorros. Me denegaba siempre alguna. Años después se portó bien y en la playa de Salinas me presentó a su mujer diciéndole: "Mira, mira, éste es amigo de Gustavo Bueno". Yo no lo era, había oído hablar de él en París. Años después ayudé a montar el canal de televisión en Oviedo a su hijo Gustavo.

-Fue el cantautor de los socialistas.

-El periodista José Manuel Vaquero, al que conocía de coger el tren cuando veníamos a estudiar a Oviedo, me presentó a Felipe González en el hotel Luzana de Avilés. Estaba también Luis José Ávila. Eso fue muy importante para mí. Felipe creó ilusión en España. En 1977 hice la canción "Ni rejas ni fronteras", una frase que le oí en El Molinón y que tituló mi disco de 1978 con textos de Celaya, Vallejo y Alberti. Canté en la primera fiesta de UGT en Madrid ante Bettino Craxi y Miterrand. José Ángel Fernández Villa me pidió "Santa Bárbara bendita", la canté y fue un éxito.

-¿Sigue siendo socialista?

-No pago la cuota. Me debe más favores el partido a mí que yo al partido. Sigo votando y reconozco el esfuerzo para lograr ese acuerdo básico de presupuestos entre Javier Fernández y Mercedes Fernández, líder del PP. Hay que tomar nota porque hay mucha necesidad que atender.

-Vivió 23 años en el Occidente.

-Mi mujer era funcionaria municipal en Navia. Ahora no estamos muy fusionados. Tenemos una hija de 23 años, Libia, abogada.

Por medio del periodista Faustino F. Álvarez -"entrañable"- colaboró en "Interviú" y con TVE.

-Fundé el primer canal comarcal del Occidente, cubrimos el desastre de Puerto de Vega, que salió por la BBC, y la captura del mayor alijo de droga en Salave.

Pasó en Albacete desde 2006 a 2011. Ahora vive en Oviedo.

-Encantado. Me entretengo por las tardes con Alberto Díaz, exfuncionario de Hacienda, que me habla de Epicuro y de Marx.

-¿Qué tal la nostalgia?

-Mal. Hice este flashback, pero hay que vivir la realidad, que también es bastante cruda.

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