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La pista española de una herencia judía desaparecida

El Deutsche Bank se enfrenta a una demanda por la "desaparición" de una fortuna de 3.000 millones de dólares

La pista española de una herencia judía desaparecida

Por si no tuviera ya suficientes problemas con la justicia estadounidense, el Deutsche Bank se enfrenta ahora a una demanda relativa a la millonaria herencia de una conocida familia judía alemana.

Según la revista alemana "Manager", que ha visto la demanda de un grupo de organizaciones judías en el tribunal de distrito de Fort Lauderdale, Florida, se trata de lo ocurrido con la fortuna de los Wertheim.

Los demandantes están representados por Kenneth McCallon, veterano abogado neoyorquino que ha actuado en casos tan mediáticos como el desastre del Exxon Valdez o la catástrofe medioambiental de Bhopal, en la India.

La disputa gira en torno a la multimillonaria herencia de la rama de Frankfurt de la citada familia judía que se daba por perdida desde la desaparición del último miembro de la misma en 1990.

Los demandantes creen, sin embargo, haber encontrado a los responsables de su desaparición: entre ellos un ex alto cargo del Deutsche Bank, banco al que ahora se reclama el dinero.

Según la demanda, el ex alto cargo, actuando como fiduciario de los Wertheim en España, transfirió la fortuna de la familia desde el banco Credit Suisse a la sucursal del Deutsche Bank en Ginebra, donde se perdió su pista.

La familia Wertheim hizo una fortuna con las máquinas de coser que llevan su nombre y uno de sus descendientes, de nombre Karl, se estableció en España, donde fusionó la firma con otra española: Rapida SA.

Por temor a que en la España franquista le descubrieran los nazis, Karl Wertheim cambió su nombre por el de Carlos Vallín Ballín. Su esposa, María Ballín, era pariente lejana de Albert Ballin, famoso empresario que estuvo al frente de la naviera hamburguesa Hapag.

La pareja Vallín Ballín no podía tener hijos, pero Carlos resolvió el problema de descendencia con la hermana de su esposa, Viktoria Bäum, con la que tuvo un hijo varón, al que llamó Ambrosius Wolfgang Bäuml.

María puso a Ambrosius al corriente de la existencia de la cuenta en el Credit Suisse, en el que la familia había depositado la casi totalidad de su fortuna.

Tras el fallecimiento de María, Ambrosius Bäuml se dedicó casi exclusivamente a su colección de arte aunque siguió anotando en un diario el crecimiento en valor de la herencia familiar, que en 1961 era de 144 millones de francos suizos.

Los demandantes han hecho una extrapolación y calculan que actualmente valdría unos 3.000 millones de dólares.

Poco antes de morir, en 1990, Bäuml nombró heredero a un matrimonio amigo, los Sutor, quienes, sin embargo, no vieron nada de aquel dinero.

Según los demandantes, el agente fiduciario del Deutsche Bank había transferido ilegalmente toda la fortuna a ese banco alemán.

El tribunal superior de Frankfurt no considera, sin embargo, probado que se tratase de la cuenta fiduciaria de Bäuml y ha solicitado la presentación de testigos.

Según los demandantes, sin embargo, el ex alto cargo del Deusche Bank, que estuvo durante varios años al frente del departamento jurídico de la filial española del banco, hizo desaparecer la fortuna con ayuda de varios cómplices, que se repartieron el dinero.

Los Sutor trataron durante años de recuperar la fortuna perdida pero sin éxito y en 2012 decidieron dejarla en manos del hombre de negocios germano Tim Fuhr.

Éste escribió a los dos ex presidente del Deutsche Bank Anshu Jain y Jürgen Fitschen, instándoles a llegar a una solución pacífica en ausencia de la cual demandaría a ese instituto.

Los juristas del Deusche Bank rechazaron la petición de Fuhr con el argumento de que Bäuml/Wertheim no habían sido nunca clientes del banco.

Mientras tanto, el rabino Menachem Margolin, director general de la Asociación Judía Europea, se quejó de la falta de cooperación del Deutsche Bank y amenazó indirectamente con recomendar a todas las organizaciones judías del mundo que no hiciesen negocios con ese banco.

El empresario Fuhr cedió parte de la desaparecida herencia al Jewish Education Trust, que es el que ha terminado presentado la querella en el tribunal de Fort Laurendale.

El Jewish Education Trust es apoyado por varias organizaciones judías a indirectamente también por Ronald Lauder, el influyente presidente del Congreso Mundial Judío.

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