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La espuma de las horas

"América primero", por segunda vez

La organización que arropó a Charles Lindbergh en sus protestas contra la guerra a los nazis tenía el nombre del programa de dos palabras de Trump

Charles Lindbergh, en Alemania.

"America first" (América primero) es el programa de dos palabras de Donald Trump. En términos de política exterior podría resumirse como la desconfianza a todo lo que viene de fuera, tanto hacia al adversario como al aliado. Pero antes ya hubo un "América primero": hay ciertos ángulos de la historia condenados a repetirse. El principal protagonista de entonces, hace setenta y cinco años, fue Charles Lindbergh, el héroe que cayó en desgracia tras convertirse en una celebridad gracias al histórico vuelo sin escalas en solitario a través del Atlántico y por el secuestro y asesinato de su hijo, que la prensa sensacionalista definió como "el crimen del siglo".

En 1935, Lindbergh y su familia, después de haber personificado el sueño americano y sufrido la posterior pesadilla, huyeron a Europa para refugiarse del estruendo. Lindbergh era un hombre que prefería vivir alejado del mundanal ruido, pero su obsesión por el orden le hizo volver al primer plano de una actualidad por la que jamás sería recompensado mientras que sus niveles de popularidad descendían estrepitosamente.

Primero se mudaron a Kent, en Inglaterra, y más tarde a una casa en una pequeña isla al norte de Bretaña, en Francia. En 1936, Charles Lindbergh asistió a los Juegos Olímpicos de Berlín, como invitado de los nazis, y obtuvo muy buena impresión de todo aquello. Escribió a un amigo de Estados Unidos para contarle que los alemanes tenían un sentido de la decencia y de los valores que superaba con creces el de los americanos. Dos años más tarde, Lindbergh recibía de Hermann Goering una condecoración. Se disculpó ante quienes lo criticaron: dijo que no la podía rechazar siendo como era invitado durante el acto en la Embajada americana en que se la concedieron. Más tarde, cuando Estados Unidos entró en guerra con Alemania, no se preocupó de devolverla. Tanto él como su mujer eran admiradores de Hitler y jamás se avergonzaron de ello. Únicamente, cuando ya pensaban quedarse a vivir en Alemania y se produjo el brote de violencia de la "Noche de los Cristales Rotos" contra los judíos, creyeron que no era lo que más les convenía. Y regresaron al hogar.

Entonces vino lo peor. Lindbergh, que ya había empezado a ser cuestionado por sus compatriotas por su afinidad con el nazismo, se unió a la organización America First, creada para oponerse a la intervención de Estados Unidos en la Guerra. El aviador que había cruzado el Atlántico en solitario, ante una multitud en Des Moines, Iowa, durante un histórico mitin, acusó a los británicos, a los judíos, y al Gobierno de Franklin Delano Roosevelt de ser los agitadores bélicos y los culpables de conducir al país a una ruina enfrentándose a los nazis. Salvó en parte a los judíos por ser víctimas de la violencia desatada en Europa, pero insistió en que una política probélica presentaba peligro no sólo para los alemanes, sino también para los americanos. En el fondo, el Lindbergh aviador estaba convencido de que nadie podría vencer a la Luftwaffe. Las palabras que vinieron a continuación acabarían por condenarlo: "En lugar de entrar en la guerra contra Alemania, Estados Unidos debería unirse a ese país y a Inglaterra para formar un poderoso muro occidental de raza y armas que pudiera defenderse tanto contra un Gengis Khan como contra la infiltración de sangre inferior". Los americanos empezaron a despreciar a su héroe poco tiempo después cuando la Alemania nazi torpedeó el carguero "Montana" cerca de Groenlandia. En Chicago, el faro Lindbergh pasó a llamarse Palmolive y nació la TWA sustituyendo a Líneas Aéreas Lindbergh. Roosevelt llegó a declarar que estaba totalmente convencido de que era un nazi.

En 2004, Philip Roth publicó "La conjura contra América." Los cuatro personajes principales de la novela, cuya acción se desarrolla entre junio de 1940 y octubre de 1942, son una familia de judíos americanos, los Roth, de Newark, partidarios ardientes de Roosevelt. En la fabulación de Roth, éste pierde su candidatura para un tercer mandato frente al aspirante republicano, una sorpresa: el aviador Charles Lindbergh, cuya victoria no sólo da un vuelco político al país, sino a la vida misma. De haber sido así, Estados Unidos habría tenido ya entonces su hombre del America First. En la novela de Roth, incluso, una potencia extranjera, en ese caso la Alemania nazi, se entromete en la elección estadounidense. Ello conduce a la sospecha de que el presidente está siendo chantajeado. En la actualidad, las agencias de inteligencia americanas siguen investigando los lazos de Trump con Vladimir Putin y la posibilidad de un apoyo para influir en la Casa Blanca. A Roth, según ha escrito en "The New Yorker" esta semana Judith Thurman, le preguntaron por correo electrónico no hace mucho sobre las similitudes en la ficción y la realidad. Respondió: "Es más fácil comprender la elección de un presidente imaginario como Charles Lindbergh que la de un presidente real como Donald Trump. Lindbergh, a pesar de sus simpatías nazis e inclinaciones racistas, fue un gran héroe de la aviación que había mostrado un enorme valor físico y genio aeronáutico en cruzar el Atlántico en 1927. Tenía carácter y sustancia y, junto con Henry Ford, fue el hombre más famoso de América de su época. Trump es sólo un estafador".

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