El Palacio Real se convirtió ayer en una fiesta por partida doble. Un amplio número de representantes del mundo de la cultura, políticos y demás autoridades se reunieron en el Palacio Real justo cuando Felipe VI cumplía 49 años. Pero no lo hacían por el cumpleaños del Monarca, sino para rendir tributo a la figura de Miguel Cervantes con motivo de la clausura de la conmemoración del IV Centenario de su muerte.

Para el Monarca, Cervantes "elevó a arte" el idioma del que "ha surgido, superando fronteras, uno de los acervos literarios más ricos del mundo".

Felipe VI siempre se ha declarado admirador de la trayectoria y de la personalidad de Cervantes, "un genio en cuanto a saber retratar quiénes somos como pueblo, con nuestras fortalezas y debilidades, con nuestras virtudes y defectos, con nuestras gestas y contradicciones, pero, en todo caso, con una identidad plural y enriquecedora", declaró.

Por eso se ha estado involucrando personalmente en los actos del año cervantino. Con el de ayer quiso poner el broche de oro al centenario con un homenaje-espectáculo en el que tuvieron cabida las distintas expresiones artísticas ligadas al escritor de "Don Quijote de La Mancha", como la literatura, el teatro y la música.

El escenario del acto fue el solemne Salón de Columnas del Palacio Real. Sus paredes han sido testigos de algunos de los eventos más significativos del país durante el pasado siglo. Allí se instaló la capilla ardiente del general Franco, se firmó el acta de adhesión de España a las Comunidades Europeas en 1985 y se celebró la Conferencia de Paz entre israelíes y palestinos en 1991. Hace tres años tenía lugar el relevo de la Corona.

Más de doscientas personas se reunieron en esa estancia para festejar el acto. Por allí pasaron desde músicos como Plácido Domingo, Raphael o Pablo Alborán hasta escritores como Dolores Redondo o Ildefonso Falcones, pasando por pintores como Rafael Canogar y Antonio López. También estuvieron personalidades del cine y del teatro, como Ángela Molina y Gracia Querejeta, así como el exdirector del Instituto Cervantes Víctor García de la Concha y el cocinero Juan Mari Arzak. Flanqueando a los Reyes estuvieron los miembros de la Comisión Nacional del IV Centenario, con la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, y los ministros Íñigo Méndez de Vigo y Cristóbal Montoro a la cabeza.

Celebrar la vida

La conductora del montaje escénico fue Concha Velasco. "No hemos venido a llorar su muerte, sino a celebrar su vida", proclamó la veterana actriz, que destacó "la palabra, el sentido del humor y la tolerancia" del "español más universal". El espectáculo, coordinado por la directora de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, Helena Pimenta, dio vida al autor del "Quijote", encarnado por el grupo escénico "Ron Lalá". La narración de sus desventuras en la batalla de Lepanto mezcló el drama, la comedia y hasta la sátira. "Hay gente en este salón que tampoco te ha leído", reprendía con ironía el actor que acompañaba al Cervantes imaginario. Felipe VI sí que es "un gran lector de Cervantes", como le presentó Velasco.

El Rey cerró el acto de los 400 años del fallecimiento al estilo de lo que su bisabuelo Alfonso XIII hizo en el anterior centenario. Cervantes "vive, y vive más que nunca", sostuvo, animó a hacer del mundo "un lugar más cervantino, en el que se conjuguen siempre el diálogo y la libertad".

"Un autor que nos marcó un camino moral y vital que no termina en una estéril batalla contra molinos de viento, sino en la confianza de una historia compartida de fructífera convivencia permanentemente proyectada hacia el futuro", fue la reflexión de Felipe VI.