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Los juegos del hambre

Una propuesta sobre zombis que arranca con fuerza y pierde fuelle hasta un decepcionante desenlace

Sennia Nanua.

El cine de zombis resucita. O lo intenta, al menos. Aún convalecientes de los inteligentes y vibrante sustos de la coreana (del Sur) Train to Busán llega de las islas británicas otra propuesta no tan estimulante y fallida en el balance general pero con varios puntos de interés que la alejan de la cansina repetición de moldes tan manoseados que han puesto el subgénero de muertos vivientes al borde del abismo.

The girl with all the gifts (que alguien me explique los criterios de los distribuidores respecto a los títulos originales, please) concentra la mayor parte de sus aciertos en su primer tramo. Ahí nos presentan a un nuevo tipo de zombis contaminados por hongos que, en su segunda generación, conservan una mitad humana. El planteamiento recuerda La invasión de los ladrones de cuerpos pero adaptada a los "hambrientos" de carne humana, con un árbol totémico que posee el poder de terminar con los humanos convencionales. El apocalipsis se va por las ramas. La Naturaleza nos odia.

El comienzo no puede ser más intrigante. Niños encerrados. Niños en aulas especiales. Niños aparentemente inofensivos... hasta que dejan de serlo. Una humana buena (maestra, enseña) y otra no tanto (científica, busca) entran en acción con intereses muy distintos. Beneficiada por el formidable trabajo de Sennia Nanua (doce añitos) como infectada con una inteligencia extraordinaria y unas grandes dotes de mando larvadas, la película del hasta ahora televisivo Colm McCarthy inicia caminos muy sugerentes que, por desgracia, abandona demasiado pronto. Cuando la acción pasa del interior de la base militar a los decorados en ruinas de un mundo devastado por la infección todo se vuelve más previsible, sin abandonar esa zona de confort en la que se acomodan las películas que dan un paso atrás en sus ambiciones.

No es un hundimiento total porque hay un saludable comedimiento en esa aventura de supervivencia y algún momento de inquietud logrado (ese paseo entre hambrientos paralizados que...) pero los intentos de acercar la historia a algo parecido a "El señor de las moscas" en clave de niños zombi resultan no solo forzados sino pueriles.

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