El cerebro de Carlos Ruiz Zafón (Barcelona, 1964) es como un aeropuerto gigante en hora punta. El autor de la tetralogía "El cementerio de los libros perdidos" explicó a las más de 700 personas que se dieron cita ayer en el auditorio del Centro Niemeyer de Avilés que esperaba que los lectores pasasen "unas vacaciones en su cerebro". Ruiz Zafón ha vendido 25 millones de ejemplares de sus últimas cuatro novelas, las que le han hecho célebre, incluida "El laberinto de los espíritus" (Planeta, 2016), un éxito apoteósico que, aseguró, no le afecta mayormente "porque vino de forma gradual". "Me puse a prueba a los 32 años, quería escribir una novela a toda costa, aunque me la tiraran a la cara", dijo. A nadie se le ocurrió: era "La Sombra del Viento" y el comienzo de la historia de la familia Sempere y de sus misterios.

Óscar López, el periodista que dirige "Página 2" en TVE, ejerció de maestro de ceremonias y fue el que, al hilo de esto, le preguntó si la última parte de su proyecto era la más violenta. "Es la más todo: la más violenta, misteriosa y oscura", confesó Zafón medio afónico. "Perdonen, normalmente no hablo así", se excusó al comienzo de la presentación. López aprovechó el momento para dictar las leyes de la firma posterior: "Un sólo libro por persona y no le pidan que personalice la firma, porque si no el acto se va a alargar mucho". Ruiz Zafón, en todo caso, se rindió a sus lectores, a esos que viajan a ese universo que empezó a dar forma hace más de quince años y que ahora concluye en lo más alto. "Este último libro es el de la recompensa de los lectores que empezaron conmigo la aventura", dijo. Y es normal: al final todos los misterios se aclaran. Y eran unos pocos.

Ruiz Zafón confesó su predilección por alguno de sus personajes. "Muchos forman parte de mí", aseguró. Descartó a Daniel Sempere, el protagonista. "No soy yo". Pero subrayó su vínculo con tres especialmente: Fermín Romero de Torres, Julián Carax y Alicia Gris. Esta última aparece por primera vez en la cuarta parte de su saga. "Hacía tiempo que esperaba a salir a escena, pero le reservaba todo el protagonismo", apuntó el novelista. "Mi vínculo con Fermín es absoluto: tiene mi mismo humor", añadió Zafón. "Los que le conocen confirmarán esto", intervino López. Carax fue el último en salir a la palestra. "Lo conocimos en la primera novela y se ha ido desarrollando poco a poco", reconoció.

La pasión por Ruiz Zafón es absoluta: los centenares de aficionados que escucharon con atención cada una de sus palabras. ¿Se ha acabado la saga? "En principio, sí", respondió el novelista. "El proyecto tenía cuatro partes y ya alcancé el final".