La escena inicial de Rings es una de las más penosas que ha dado el cine de terror en los últimos tiempos. Parece más bien un gag de Aterriza como puedas. O Scary movie, mejor. Pensándolo bien, quizás esa haya sido la intención de los autores: hacer una parodia de las pelis de origen nipón con criaturas monstruosas que habitan en las cintas de vídeo. Pero no es probable. Rings se toma muy en serio a sí misma sin darse cuenta del ridículo que hace. Que tras las cámaras esté el mismo director de la imperfecta pero estimulante 3 días es descorazonador. ¿Para esto damos el salto a Hollywood, F. Javier Gutiérrez? Que en el guión figure alguien tan experimentado como Akiva Goldsman es el mayor misterio de este desaguisado que deja para el final una escena en un cuarto de baño casi tan horrible como la primera.