Hacía mucho tiempo que no se veía en la pequeña pantalla un bochorno tan grande. La gala final en la que se decidía (los mal pensados sospechan que todo estaba decidido antes de empezar) el participante español en Eurovisión (o Euro Risión, para ser precisos) tuvo un desenlace tan penoso, grotesco e infame que por momentos parecía orquestado por una mano muy negra para empujar definitivamente este concurso al pozo de los despropósitos más delirantes.

Dejemos a un lado la calidad de la canción ganadora (más bien escasa), corramos un tupido velo sobre el demencial sistema de votación / desempate o la composición del peculiar jurado, y no entremos en el ya estéril debate de si otros candidatos eran mejores (sin duda). Lo que es inaceptable y debería hacer reflexionar a las mentes pensantes (si las hay) de una cadena que pagamos entre todos con nuestros impuestos es que la función se convierta en una tangana entre los partidarios de uno y los defensores de otra, con insultos, chillidos y todo tipo de desenfreno verbal ante la impotencia de un presentador que debería haber tomado cartas en el asunto amenazando con detener el grosero espectáculo y vaciar el plató de alborotadores. Hay escándalos que no se pueden permitir en una cadena pública, salvo que queramos convertirla en un remedo de otros programas en televisiones de pago que buscan precisamente inundar de basura a los televidentes.

El corte de mangas de un chaval al que le superó la situación hubiera sido un infumable fin de fiesta de no llegar otro instante para el sonrojo generalizado: unos minutos que se antojaron eternos con una guitarra que no terminaba de aparecer. Tal parecía que se estuviera escondiendo a posta el instrumento para caldear más los ánimos.

Al final, la histeria y la historia se repiten: España enviará a Kiev una canción mediocre con la que quedará en los últimos puestos y las discográficas y emisoras de radio usarán al cantante como conejillo de Indias, a ver si suena la flauta y nace otro Bisbal. No es probable: Eurovisión es una picadora de talentos y los amantes de la música, eurofans al margen, le volverán a dar un corte de mangas.