El Papa Francisco lamentó ayer que en la actualidad insultar se haya convertido en una costumbre como dar los buenos días, y dijo que este tipo de ofensas van "en la misma línea del asesinato", porque matan el corazón del afrentado. "Quien insulta al prójimo, asesina el propio corazón del hermano", dijo antes del rezo del ángelus ante la plaza de San Pedro del Vaticano. Ante los fieles que le escuchaban -entre ellos numerosos vecinos de las ciudades españolas de Almendralejo y Tarragona-, el Papa Francisco llamó a "ser cristianos no de fachada, sino de sustancia".