La musicóloga y consultora de género Laura Viñuela vive algo “alucinada” aunque consciente de que dio “en el clavo” la polémica generada en las redes por su entrevista en LA NUEVA ESPAÑA en la que comparaba el machismo de las letras de Sabina con las del reggaetón.

"Siempre sabes que te metes en jardines con esto del feminismo", explica, "porque revuelve lo más profundo y genera mucha agresividad pero alucino con los niveles de agresividad de gente que ni siquiera han leído más que un titular. Creo que lo que ha puesto más tensa a la gente ha sido juntar Sabina, machismo y reggaetón. Aunque no estuviera hablando específicamente de Sabina, está claro que di en un sitio donde duele mucho; pero ladran, luego cabalgamos".

Viñuela aclara que su comentario fue en el contexto de unos talleres que imparte en Mieres donde se analizan los mitos del amor romántico, las ideas preconcebidas sobre esa temática, con el objeto de "dar recursos a los adolescentes para que puedan reconocer la violencia que hay detrás de determinados temas, como los celos o el control". Al hablar sobre música y machismo, el caso del colombiano Maluma suele ser inevitable.

Pero Viñuela razona que lo que escandalizó de esta canción fueron más los prejuicios raciales y su sexualidad explícita. En este caso, explica, "lo machista de la letra fue la manera políticamente de prohibirla”. Con Sabina y “con muchas otras canciones", lo que sucede, según su análisis “es que no van de machistas y patriarcales pero tienen esos mensajes ahí". De ahí "lo peligroso". "Si vas a escuchar a Maluma ya sabes que es una machistada, y puse de ejemplo a Sabina porque aquí, especialmente en Asturias, está revestido de esa idea del poeta por encima del bien y del mal. Yo no digo que uno sea mejor que otro".

Su reflexión, sigue, no supone ningún afán censor. "Él escribe lo que cree que tiene que escribir, y yo, como cualquier producto cultural, puedo interpretarlo y analizarlo. Yo no tengo que decirle a Sabina lo que tiene que escribir. Ni a Sabina ni a nadie. No es mi trabajo". El objetivo de sus talleres es otro: "Mi objetivo es que la gente piense y tenga recursos e información para analizar cómo se construyen determinados discursos. Con la música no se suele hacer, pero es bueno que los adolescentes tengan estas herramientas para poder ver el mundo desde este punto de vista".

El problema en el caso de Sabina, "y de muchos otros", es que son "expresión de una cultura en la que vivimos, la cultural patriarcal". Alejarse de ahí, explica, es difícil. "Como los votos en blanco, que van para el partido mayoritario, si tú no haces el esfuerzo, el feminismo no te va a salir solo". Viñuela niega la disculpa del “yo poético”, la construcción de un personaje que es quien cuenta las historias de las canciones. "Con las canciones eso no funciona igual, porque lo más que puedes ser con la canción es auténtico, y cuando eres auténtico es cuando hablas de ti. Por eso ataca tanto a una persona que le guste Sabina que le pongas el reggaetón al mismo nivel".

Eso funciona también para explicar las reacciones disparadas por su comentario: "Sienten que se les dice que son tan machistas como los reggaetoneros, por eso genera insultos personales. Empezando por Pérez-Reverte. A la gente le da igual el contenido de las críticas, su respuesta es que eres idiota o que no tienes ni idea, que qué sabrás. Pero yo no doy una opinión de chigre, es una explicación que forma parte de muchos años de trabajo, de trayectoria profesinoal, del trabajo de otras personas".

¿Cómo de machista es Sabina? ¿Se podría poner al mismo nivel a Sabina y a Bertín Osborne, por ejemplo? "Se presentan como cosas distinas”, explica Laura Viñuela. “El modelo Bertín es el que no se esconde, el que cree en los roles tradicionales de la mujer y en que un paisano tiene que ser un paisano. El amigo Sabina no utiliza exactamente el mismo discuros. No cuestiona la idea de buenas o malas mujeres en cuanto a sus roles, pero lo que hace es arrimarse con las malas. Y tiene la cuestión esta de hablar del nosotros frente al ellas, la típica expresión de yo adoro a La Mujer. Sabina, en el fondo, ofrece una perspectiva muy masculina en un mundo muy masculino donde las mujeres son el ángel caído, las putas romantizadas. Es una figura literaria muy atractiva, porque le da mucha vidilla a la narrativa, pero no deja de ser un concepto de mujer, ideas de mujer muy alejadas de la mujer real. Están creando estereotipos muy rancios".