"Esto es la punta del iceberg, vendrán más denuncias". Más de una veintena de exalumnos del seminario menor de La Bañeza y el colegio Juan XXIII de Puebla de Sanabria se manifestaron ayer en Astorga convencidos de que la denuncia de su compañero F. L., que ha conseguido la primera condena eclesiástica a un sacerdote en Castilla y León por pederastia -una información adelantada en exclusiva por LA NUEVA ESPAÑA en su edición del 29 de enero-, tiene que abrir la puerta a una investigación "exhaustiva" sobre lo ocurrido en esos centros dependientes del Obispado de durante los años setenta y ochenta.

Así lo transmitieron en la primera manifestación que se celebra en España, convocada por exseminaristas, para exigir a la iglesia católica "tolerancia cero" con los abusos sexuales a menores y para esclarecer los hechos ocurridos tras las paredes de los ya desaparecidos Juan XXIII de Puebla y el seminario menor de La Bañeza. "Queremos que ni un solo caso quede sin castigo" proclamaron ayer en Astorga, sede del Obispado del que dependían los centros cuestionados por las prácticas sexuales de algunos de sus sacerdotes contra los alumnos internos y el encubrimiento de otros religiosos que también lo supieron.

"Todos lo vivimos y ellos lo encubrieron. Todos somos víctimas" se podía leer en la pancarta portada por ex alumnos del Juan XXIII y compañeros de F. L., quien llegó hasta el papa Francisco para conseguir la apertura de una investigación que terminó con el castigo al sacerdote y expárroco de Tábara, José Manuel Ramos Gordón. "Muchos de nosotros lo vivimos, estuvimos allí, fuimos testigos" proclamaban en Astorga los que hace 28 años eran unos niños, hoy muchos padres de hijos "de la misma edad que nosotros teníamos entonces". Con rabia contenida y sin poder controlar la emoción, los antiguos alumnos expresaron cómo "confiábamos en nuestros educadores", quienes "miraron hacia otro lado y lo encubrieron" cuando sus compañeros fueron a denunciar los abusos sexuales.

Tal y como había anunciado el prelado, el asturiano Juan Antonio Menéndez, ayer no estaba allí ni tampoco se abrirían las puertas del Obispado para entregar el comunicado que leyeron entre una intensa lluvia en la plaza de la Catedral, arropados por sus familias y mirados desde la distancia por los vecinos de Astorga. Ni rastro del vecindario de Tábara o los pueblos donde estuvo más de dos décadas Ramos Gordón como párroco.

Además de apoyar a F. L. "y a todos los que sufrieron abusos" los exseminaristas toman la palabra del obispo, Juan Antonio Menéndez, al anunciar la apertura de una "investigación exhaustiva para tratar el tema de los abusos". Por ello una comisión de exalumnos acudirá a la reunión del día 28 de febrero, "a la que nunca nos hemos negado; lo cierto es que el Obispado no nos había dado ninguna fecha", aclararon. E irán a pedir al obispo "justicia. Queremos que ni un solo caso quede sin castigo. Pero un castigo que satisfaga a las víctimas, no como ha ocurrido hasta ahora" proclamaron.

Aunque no físicamente, F. L, la víctima de abusos sexuales de José Manuel Ramos Gordón, estuvo muy presente en el pensamiento y el sentir de sus compañeros. Él mismo quiso agradecer a través de un comunicado, leído por Tomás García, la manifestación para él totalmente inesperada, pero todo un acicate en su batalla personal y en solitario para revelar la verdad. "Gracias por salir a la calle y dar a conocer que las víctimas de abusos no estamos solos, que basta ya de tantas mentiras" proclamó por voz de otro compañero y en presencia de una hermana, muy emocionada. De momento, la condena conseguida por F. L. ha logrado que afloren dos denuncias más.