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HÉCTOR TUYA | Músico

"Dejé la tóxica Madrid por una dermatitis y vivo en Luanco por prescripción facultativa"

"He grabado 'La caja negra' por el descubrimiento, quizás un poco tardío, de que nos morimos y no hay tiempo que perder"

Héctor Tuya, en la calle Santa Susana de Oviedo. IRMA COLLÍN

-Estoy muy contento. Llevaba años evitándome. ¿Qué necesidad hay de escribir canciones si ya están Leonard Cohen y Bob Dylan? Me metí en la producción por hacer de médium entre las canciones de otros y la grabación. Pasaron los años, esquivando los reproches de por qué no sacaba disco. Se volvió insostenible.

Héctor Tuya (Oviedo, 1979), ex "Babylon Chàt", sacó un epé en 2007, hizo casi 30 discos como productor y guitarrista y ahora la discográfica Maral publica "La caja negra", que presentó en la sala Costello de Madrid.

Empezó a gustarle la música a los 4 años en el ritmo de los tacones de su madre en el pasillo de casa de la abuela. Su padre, Eusebio Tuya, tocaba la guitarra. Él empezó con 8 años, aprendió rápido, hizo canciones a los 11.

-Acepto lo de Cohen y Dylan sólo un poco. ¿Por qué no sacó discos propios antes?

-No era una necesidad. Me gusta mucho "Acordes y desacuerdos", de Woody Allen, aquel guitarrista que no quería grabar para que no supieran sus trucos. Pensé en ser el último en pasar por mi estudio. Valoré las opciones: ¿tocar por cuatro duros, emborracharse en todos los bares y quemar la salud? Pues no. Vamos a registrar grabaciones que tienen una vida más larga de los conciertos. Venía de "Babylon" con 25 años y la duda de si era difícil trabajar conmigo, como decía mi reputación.

-¿Merecida?

-Era exigente y tenía claro qué quería hacer. No creo en la democracia en el arte, lenta y engorrosa. Era impetuoso y espero seguir siéndolo.

-A los 25 se fue a Ámsterdam.

-Catorce meses con la excusa de una beca "Erasmus" de Filología Inglesa. Nadie escogía Ámsterdam y yo no la vi más gorda.

-Y luego a Canadá.

-Por Lisa, una novia inglesa que tuve bastantes años y me aficionó al té. La conocí en el Milán, era muy brillante, le dieron una beca en British Columbia (Vancouver). No había término medio y me dije: "Vamos a acabar con esto lo antes posible".

-¿Cuándo lo acabaron?

-No sé si acabamos. Estuve 8 meses, hasta que expiró el visado.

-Y volvió a Oviedo.

-Con vocación de hacer un musical. Viví un año en la calle Schultz con una terraza espectacular de tejados hasta la Catedral y empecé a leer "La Regenta". Hubo una muerte fundamental: Tomás Suárez, médico, psiquiatra, neurólogo, neurofisiólogo que tocaba la guitarra... un humanista. Murió en dos meses. Me dije: "Vete a Madrid".

-A finales de 2008. ¿A qué?

-A estudiar Ingeniería de Audio y grabar discos. Vivía con Mike Vergara, hoy guitarrista y pianista de "Ilegales", íntimo amigo desde que tiene 19 años.

-¿Cómo le fue?

-Fueron años de excesos: 14 horas diarias en una habitación con fumadores de cosas haciendo canciones. Mi casa de la calle Bailén estaba abierta, tenía cama, estudio de grabación y lentejas para el que quisiera, pero terminó por echarme.

-¿Por qué?

-No sé si fue el estrés, los tóxicos, Madrid, que es tóxico en sí, los alquileres desmesurados, el frío de ser el único habitante del edificio, pero tuve una dermatitis aguda que se hacía sangre por la mañana. Fui muy bien cuidado por Diego Galán, vecino de calle al que encontraba en los bares.

-¿El del cine?

-Sí, estaba montando "Con la pata quebrada". Yo era un forajido sin tarjeta de Seguridad Social. Me vio jodido sin poder caminar, me invitó a su casa y me sacó una tarjeta de ambulatorio. Terminé Filología en Madrid gracias a él. Es una referencia importante en mi vida. Con el aprendí capacidad de trabajo y seriedad.

-¿Qué fue de la dermatitis?

-El tercer dermatólogo me dijo "Esto sólo lo puedes curar en Asturias" sin saber que yo era asturiano. Me pareció bien ir a vivir frente al mar por prescripción médica. La peripecia madrileña, de los 28 a los 34, terminó de manera sonora, y llegué a Luanco el día que moría Lou Reed.

-¿Por qué de manera sonora?

-Una mudanza hecha por amigos, mis cosas, 15 guitarras, un piano, racks de sonido, dos horas esperando la furgo alquilada, tocando el piano en la calle...

-¿Por qué Luanco?

-Lo conocía, tenía una buena distancia con Oviedo y me pareció bien un tiempo de soledad para acabar "Así habló Zaratustra", que empecé a los 15 años, y subir a la montaña. Vivo entre Luanco, Oviedo y Madrid.

-Enseñanzas de producir.

-Uno se conoce por medio de las canciones y del trato de los demás. Te llegan con su canción, que es su tesoro y tienes que saber cómo tratar su tesoro y al otro. Es un estado íntimo y privado. El espacio creativo personal desaparece. Cuando tu interlocutor acaba, se relaja, pero tú ya tienes que empezar otro disco. Desgasta una barbaridad si no eres frío... y yo no lo soy. Es necesario un grado de obsesión o fijación.

-¿Por qué volvió a grabar?

-Por el descubrimiento, quizás un poco tardío, de que nos morimos, joder. Si tienes un compromiso con un arte y más de 15 libretas tengo que hacerlas canciones. No hay tiempo que perder.

-¿Qué le aviso de la muerte?

-No sólo Prince, Cohen y Bowie, sino mi abuela, mi abuelo. Como precoz que se precie, empecé a llegar tarde a muchas cosas. Este disco, por ejemplo. Pero no me metí en la música para ligar, porque me llegó antes que las mujeres. Corrí en sentido contrario de la fama. Tenía grupo, mánager y compañía y me fui a Ámsterdam. Si las cosas van bien, me voy a otra cosa. A los 25 había recorrido España, colaborado con Loquillo, "Burning", "Pereza", Aurora Beltrán... conocido a Antonio Vega y a Jaime Urrutia.

-¿Esta vez echará a correr?

-No, que yo sepa. Va siendo hora de saldar cuentas con uno.

-¿Para hacer qué?

-Ser un médium entre músicas antiguas y públicos jóvenes. Hay que conocer a Horacio Guaraní y a Atahualpa Yupanqui. Voy a recuperar canciones olvidadas.

-Necesita estar en Madrid...

-No, es una ciudad cara con músicos a mil proyectos, lo que baja su rendimiento. Está bien hacerlo desde Asturias. Mi compañía es de Madrid y no sabía que podía lograr un trato así de bueno con la industria moribunda.

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