El Museo de Bellas Artes de Asturias ha incorporado hace pocas fechas una nueva obra a su exposición, en la Sala 23 de la ampliación. Se trata de un retrato hecho por el artista vasco Aurelio Arteta al dirigente socialista ovetense Indalecio Prieto Tuero. El cuadro, fechado en México en 1940, ha sido cedido en depósito al Museo por la Fundación Indalecio Prieto, que preside el asturiano Alonso Puerta. No había ninguna obra de Arteta en el centro asturiano y ésta era deseada por otros museos.
Aurelio Arteta Errasti (Bilbao, 2 de diciembre de 1879-México, 10 de diciembre de 1940) se formó en las Escuelas de Artes y Oficios de Bilbao y Valladolid y en la Superior de San Fernando en Madrid. En 1902 se trasladó a París con una beca de la Diputación vizcaína, conociendo allí la pintura de Pierre Puvis de Chavannes, lo que reavivó su interés por la temática de las gentes humildes y trabajadoras. De vuelta a España, celebró en Bilbao en 1906 su primera exposición personal, presentando obras en las que se refleja la dura vida del trabajador, sin concesiones al efectismo o a lo melodramático. En 1921, el Banco de Bilbao le encargó la decoración del hall de su sede en Madrid. Realizó un friso de 36 metros de largo por 2 de alto, repartido en 12 secciones o escenas, en el que Arteta reflejó desde el más tradicional mundo rural hasta el nuevo empuje del trabajo industrializado y las ciudades, combinando el academicismo tradicional con la innovación en el color, la composición y los tratamientos geométricos del cubismo. Este trabajo consagró a Arteta como uno de los pintores vascos más destacados de la primera mitad del siglo XX.
Muy bien considerado por sus contemporáneos, fue director del Museo de Bellas Artes de Bilbao. Tras el bombardeo de Guernica por la aviación alemana y franquista el Gobierno de la República encargó a Arteta que hiciera un cuadro emblemático que mostrara al mundo el horror de lo realizado en aquella población. Profundamente cansado y deprimido por la guerra, Arteta rehusó el encargo, que fue trasladado a Pablo Picasso con el resultado conocido. Aurelio Arteta se exilió a Biarriz en 1938 y posteriormente a México, a cuyo puerto de Veracruz llegó el 13 de junio de 1939 a bordo del vapor Sinaia, fletado por el SERE, y en el que también viajaron el periodista de Avance Ovidio González Díaz, conocido como Ovidio Gondi, y el pintor José Bardasano Baos.
Arteta murió en la capital azteca en un accidente de tranvía, días después de enterarse del fusilamiento de sus amigos socialistas Julián Zugazagoitia (director de El Socialista y ministro) y Francisco Cruz Salido (director de El Liberal de Bilbao). Ambos habían sido detenidos en París por la Gestapo y entregados a las autoridades franquistas con el anarquista Juan Peiró, el catalanista Lluis Companys y el socialista asturiano Teodomiro Menéndez, el único que salvó la vida al ser conmutada su pena de muerte.
Íntimo amigo de Prieto, Arteta le pintó entre 1939-1940 y plasmó una imagen del socialista astur-vizcaíno muy humanizada, que contrasta con el monumentalismo del retrato realizado años antes por su amigo Daniel Vázquez Díaz para el Ministerio de Hacienda. Indalecio Prieto, nacido en Oviedo en la calle Magdalena, vuelve a su ciudad natal, aunque sea de forma simbólica con este retrato. Una de las figuras más destacadas del socialismo, Prieto fue ministro de Hacienda en el primer Gobierno provisional de la República y luego de Obras Públicas en el gabinete de Azaña. Ya en la guerra civil, volvió a desempeñar un nuevo Ministerio, el de Marina y Aire, creado en las difíciles circunstancias bélicas del momento, en el Gobierno de Largo Caballero. Fue Prieto el primer ministro español del Aire, asunto al que la Fundación Indalecio Prieto ha dedicado recientemente un libro, que saca a la luz informaciones y documentos desconocidos o poco utilizados, que atesora en su archivo. Ministro de la Defensa Nacional en el gabinete de Negrín, Prieto salió del mismo el 5 de abril de 1938. A finales de ese año se trasladó a Chile, en representación del Gobierno de la República a la toma de posesión del presidente Aguirre Cerdá. Invitado por el presidente mexicano Lázaro Cárdenas, se instaló en la capital azteca, a la que llegó el 18 de febrero de 1939 y en ella moriría el 12 de febrero de 1962, tras una intensa actividad en defensa de los emigrados españoles, y un continuado ejercicio de su profesión de periodista, a la que dedicó las últimas horas de la víspera de su muerte escribiendo un artículo para la revista Siempre, que no llegó a terminar.
