El supuesto "milagro" de un busto del último zar ruso, Nicolás II, que estaría exudando aceite en el año del centenario de la Revolución bolchevique, ha suscitado fervor entre los creyentes pero también las burlas de los medios, que lo achacan a supersticiones anacrónicas. La noticia de la manifestación milagrosa la destapó el pasado fin de semana la exfiscal general de Crimea y diputada de la Duma (Cámara baja del Parlamento ruso) Natalia Polklónskaya.