Los neandertales de El Sidrón (Piloña) eran más vegetarianos que carnivoros y sabían explotar los recursos que los bosques asturianos ponían a su alcance tanto para alimentarse como para tratar algunas enfermedades. Un estudio publicado en la revista "Nature", realizado a partir de cinco neandertales de tres yacimientos diferentes, con especial protagonismo de El Sidrón, acaba de desvelar que, frente a lo que ocurría en yacimientos situados más al norte -como es el caso de Spy, en Bélgica-, los neandertales asturianos tenían un bajo consumo de carne e incluían en su menú alimentos como setas, piñones y musgo.

Esto no quiere decir que no practicaran el canibalismo ni que se alimentaran en exclusiva de vegetales, sino que consumían carne en mucha menor proporción que otros grupos de su misma especie. En todas las cuevas del Cantábrico que habitaron se hallaron restos de cabras y de otros animales que testimonian que formaban parte de su dieta, al menos de vez en cuando.

"En sus dientes no encontramos ni rastro de carne, lo que no quiere decir que no la consumieran, la comerían cada quince días mientras que los que vivían más al norte la incluían en su dieta casi a diario". Así explica el paleoantropólogo Antonio Rosas -uno de los firmantes del estudio y conocedor e investigador desde el inicio de los fósiles asturianos- los resultados obtenidos a partir de los análisis del sarro o placa dental de dos individuos del yacimiento piloñés: una joven de entre 20 y 25 años y un viejo conocido de los arqueólogos por el problema que presenta en la parte delantera de la mandíbula.

Bacterias

Para los investigadores fue sorprendente no encontrar restos de bacterias animales en los dientes de esto dos individuos, "porque estábamos convencidos de que los integrantes de la especie que nos precedió eran básicamente carnívoros". Pues no parece ser así. Ahora han podido observar que estos grupos tenían una dieta variada que incluía gran variedad de plantas y vegetales propios de su entorno. "Podríamos decir que los 13 de El Sidrón eran neandertales de bosque y por lo tanto con un mayor acceso a recursos alimenticios que los que habitaban en las estepas frías del norte de Europa". Y sabían explotar esos recursos, incluso a veces cocinándolos. Mientras que los neandertales cantábricos incluían en su menú setas y diferentes raíces y frutos, los belgas preferían el rinoceronte y el muflón, ya que de ambos han quedado restos en sus dientes. En el yacimiento belga, se han encontrado fósiles de grandes herbívoros.

Las diferentes formas de alimentación subrayan la diversidad de los grupos neandertales que los científicos vienen sosteniendo hace tiempo. Estos grupos humanos eran pequeños y estaban aislados y se puede ver como cada región geográfica tenía sus propios medios de subsistencia. "Hay una diversidad grande de culturas neandertales y unos de los factores que muestra esa diferencia es la dieta", apunta Rosas.

Plantas medicinales

El consumo de una alta variedad de plantas por parte del grupo asturiano de neandertales ya fue puesto de manifiesto en un estudio publicado hace algunos años en el que además se avanzaba la utilización con fines medicinales. Si entonces se demostró que conocían las cualidades curativas de la manzanilla y la aquilea, el trabajo presentado ahora en "Nature" por un amplio equipo internacional, del que forman parte Antonio Rosas y Carles Lalueza-Fox, ambos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y expertos en los fósiles asturianos, confirma que se medicaban.

La mayores evidencia se ha podido observar en uno de los miembros del grupo de Piloña. Es el conocido como "individuo número 2" cuya mandíbula fue uno de los primeros fósiles que alertaron sobre la posibilidad de que los restos óseos localizados por un grupo espeleológico en la cueva de El Sidrón pertenecieran a la especie neandertal. Dicha mandíbula presenta un absceso dental, un diente de leche que nunca llegó a salir y que con el tiempo debió de provocar infecciones y fuertes molestias a este individuo. Ahora, el análisis del sarro viene a demostrar que este neandertal encontraba remedios medicinales a los muchos dolores que debió padecer en las plantas.

En su placa dental aparecen restos de ADN de hongo Penicillium, un antibiótico natural, y corteza, raíces y hojas de álamo, un árbol que contiene el principio activo de lo que hoy conocemos como aspirina, es decir, el ácido salicílico con el que al parecer ya aliviaban los dolores hace 50.000 años.

Hibridación

Los fósiles de El Sidrón dieron hace más de una década el gran aldabonazo internacional cuando aportaron el primer material genético neandertal de España, capítulo que ha abierto la puerta para conocer la verdadera naturaleza de una especie neandertal con la que al parecer nuestros antepasados, el homo sapiens, hibridó hace 100.000 años en Oriente Medio.

El cruce genético entre estas dos especies siempre ha sido motivo de controversia y hay versiones diferentes sobre los momentos y lugares donde pudieron producirse esos encuentros sexuales. A ese debate también arroja luz el trabajo realizado en esta ocasión a partir de bacterias. Para el estudio se recuperó el genoma completo de un organismo: la arquea Methanobrevibacter oralis, clasificada ya como subespecie neandertalensis. Según Lalueza-Fox, las cepas de dicha bacteria neandertales y humanas parecen haber divergido hace entre 112.000 y 143.000 años, después de la separación de las dos especies evolutivas que nos ocupan. "Hoy sabemos que los sapiens se cruzaron en dos ocasiones con los neandertales que luego vivieron en la zona de Siberia, pero no con los de Asturias. Por lo tanto si hubo transferencia de la citada bacteria entre los antepasados del grupo piloñés y los sapiens, es decir, nuestra propia especie, pudo haber existido un cruce de ambos linajes aún sin identificar". Será otro capítulo de los muchos que quedan para conocer la especie neandertal de la que los más de dos mil fósiles extraídos de El Sidrón aún tienen mucho que decir.