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DARÍO ADANTI | Humorista, historietista, miembro de "Mongolia"

"Si quieres creer de verdad en algo loco no leas la Biblia, lee sobre mecánica cuántica"

"Seguimos siendo conceptualmente como el hombre de las cavernas, pero ahora tenemos bombas atómicas"

Darío Adanti. JEOSM

Darío Adanti (Buenos Aires, 1971), es historietista, humorista y, con el asturiano Edu Galán, la otra mitad explosiva de la revista satírica "Mongolia" y de su espectáculo musical, que no es musical pero chirría porque es bestia. Publica "Disparen al humorista" (Ediciones Astiberri), que se subtitula "Un ensayo gráfico sobre los límites del humor". Mañana, miércoles, con Galán, Adanti hablará a las 12.30 horas en el Aula Magna de la Facultad de Derecho, en Oviedo, sobre los límites del humor. A las 20.00 horas presentará su libro en la librería La Revoltosa de Gijón, junto con el cantautor Jerónimo Granda. El jueves, presentación en Oviedo (19.00 horas, librería Cervantes). Estarán Galán y Javier Cuervo, redactor jefe de LA NUEVA ESPAÑA.

- ¿Pero el humor tiene límites?

-El límite es que esté en un contexto de ficción, una obra de teatro, un cómic... Si vas por la calle haciendo chistes brutos a desconocidos probablemente te rompan la cara.

- Hablando de romper, en "Mongolia" rompen todo.

-Rompemos tabúes con una clara intención de incomodar y de tocar a nuestro público y a nosotros mismos en nuestras propias contradicciones.

- En el musical de "Mongolia", me dijeron, el público no se ríe cuando el chiste va de su equipo de fútbol.

-Es verdad. Es muy loco. El fútbol es una representación y la gente va al campo a vivir lo que no vive en su vida diaria. No sé qué pasa, pero toda esa pasión desbordada parece que se quedara en la vida normal y lo que dices se lo toman realmente como una religión. Pero esto no sólo ocurre en el fútbol, nos está pasando con todo. La gente se toma la ideología como una religión, la política como una religión.... Es terrible. Vivimos todo con demasiado fanatismo. El humor y la sátira tienen que apuntar a romper el fanatismo. Nuestra barbaridad es un gesto, no un objetivo en sí misma. Nuestro objetivo es la provocación, intentar luchar contra el puritanismo. Incluso dentro de la propia izquierda, que también lo hay. Y mucho.

- Ustedes inciden en ese punto ciego que tenemos con respecto a los fanatismos propios.

-Yo publiqué un chiste que decía algo así como que las monjas de clausura viven en un burka de cien metros por tres pisos de alto con comedor y patio.

- El hábito se da un aire, sí.

-Obviamente las monjas deciden voluntariamente, digamos, ser monjas. Pero también es cierto que hay toda una cultura detrás para que alguien decida ser monja. Una cultura con una puerta primitiva, tanto como para que unas personas dediquen su vida a un ser inexistente en vez de poderla vivir plenamente. Lo que pasa es que en una democracia tenemos que admitir que alguien quiera vivir plenamente su vida echando a perder su vida.

- ¿Por qué los cristianos consideramos que los musulmanes han que tolerar chistes sobre Mahoma y nos parece mal que una "drag queen" se vista de la Virgen?

-No hay que ser islamófobo, lo que hay que ser es "religionófobo". Una de las grandes piedras en la evolución de la humanidad es el pensamiento religioso. Ahora estamos viendo cómo se divide un átomo y, mientras tanto, estamos creyendo en seres invisibles. Cuando arrastras algo más tiempo de lo que te es útil empieza a causarte problemas. Como cuando usas plantillas, si las sigues usando, acabas con problemas de espalda. Hoy, con toda la información científica que hay, si quieres creer de verdad en algo loco, loco, loco no hace falta que leas la Biblia, empieza a leer sobre mecánica cuántica. Vas a flipar.

- Antes dijo que también había un fanatismo de izquierdas.

-Hay una autopercepción de la izquierda progresista como iluminados por la verdad. Ahí hay un principio bastante perverso. En el fondo su discurso no deja de ser algo así como apaños burgueses, parches simbólicos. Me desespera de la izquierda que aún no nos dedicamos a pensar cómo hacemos para cambiar el follón que se nos viene, que es netamente económico, que tiene que ver con que el capitalismo ya hace aguas. Estamos en un pensamiento mágico y místico y el progresismo de izquierdas también es mágico y místico. Tiene sus dioses, tiene sus leyes y es todo simbólico. Y el humor, que es también simbólico, en seguida les hace cuestionar sus propios símbolos. Y entonces te toman como enemigo.

- El problema entonces lo ven en los de "Mongolia", no en lo que apuntan.

-Nosotros decimos que somos de izquierdas y no nos perdonan que siendo de izquierdas hagamos humor contra la izquierda. No nos lo perdonan porque se supone que todos somos puros. Que nunca existió Stalin.

- Así no caben, por ejemplo, chistes sobre feministas o gays que por definición son personas santas y buenas.

-La izquierda, en vez de anular tabúes, ha creado tabúes con aquéllos con los que tenemos una deuda histórica como sociedad. Con la mujer tenemos una deuda histórica urgente y con la emigración y con las diferencias de raza... Cualquiera que crea que hay una diferencia innata entre los seres humanos va contra la ciencia. Eso es pensamiento mágico. Pero entender que una mujer o un inmigrante, y lo digo yo que soy inmigrante, tienen que ser buenas personas es también pensamiento mágico. Los hombres blancos, heterosexuales, que tenemos todos los privilegios del mundo, podemos ser unos hijos de puta, pero si eres mujer, africano o sudamericano tienes que ser perfecto. Eso no hace ningún bien ni a la causa urgente de la mujer ni a la causa urgente de acabar con el racismo.

- En el siglo de la Ciencia usted dice que manda el pensamiento mágico de las cavernas.

-Eso es lo que nos hace infinitamente más peligrosos. Seguimos siendo conceptualmente tan primitivos como en la época de las cavernas, pero ahora tenemos ordenadores y bombas atómicas. Esto ya no es mono con navaja. Esto es mono "encocado" y con ametralladora.

- ¿Sobre qué no hace chistes?

-Sobre las víctimas. El problema es que la corrección política escanea las palabras y cuando lee la palabra "refugiado" te dicen: no te rías de los refugiados. Yo no me estoy riendo de los refugiados, estoy haciendo un chiste donde cito a los refugiados para criticar la hipocresía de Europa con ellos. La corrección política no diferencia ese calado, se queda en la superficie, flota.

- ¿La ultracorrección política es entonces callarse la boca?

-Totalmente, y hace un mundo absolutamente más perverso de lo que es. Sería todo igual de mal. Seguiría habiendo violencia contra las mujeres, discriminación contra las minorías, pero no sabríamos quién es quién, quién es un hijoputa y quién no, porque todo el mundo hablaría maravillas de todo el mundo.

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