Están de acuerdo en casi todo pero hay un tema en el que no hay posibilidad de acercamiento. Edu Galán y Darío Adanti, los creadores de la revista satírica Mongolia, tienen posturas muy alejadas en torno a uno de los platos que levanta críticas y pasiones a partes iguales: el cachopo. "El cachopo está bien pa fartucar pero ye una marranada", señala el ovetense Edu Galán. "Para mi el cachopo es la milanesa argentina en versión 2.0", responde el argentino Darío Adanti.

El cisma en torno al cachopo se producía a las puertas del aula magna de la facultad de derecho de Oviedo, donde ambos han hablado de "Los límites del humor", en una charla moderada por el profesor de derecho constitucional Miguel Presno. "En la ficción el humor no tendría que tener más limites que los legales pero las leyes son muy restrictivas, Ortega Cano nos ha denunciado por un cartel en el que salia vestido de marciano murciano. ¿Esto es una ofensa a su honor?. Tendrá que decidirlo un juez pero yo creo que aquí Ortega Cano vuelve a cometer un atropello en este caso al estado de derecho", explica Edu Galán. "A los que hacemos humor siempre se nos considera culpables si alguien se siente ofendido. Precisamente acabo de sacar un ensayo que se llama Disparen al Humorista e el que defiendo que en la ficción, el humor no debería tener límites. Cuando Salman Rushdie hizo Los Versos Satánicos, todo el mundo salió a defender que la novela no tenía que tener límites porque era parte de la imaginación. Eso no nos pasa a los humoristas. Tenemos un concepto demasiado puritano de lo que es la risa".